Casa Dios
Sé
que en mi último artículo les anuncié que no volvería a escribir
hasta una vez llegado el 2018. No se crean que en aquel momento les
mentí, sino más bien, estamos ante la simple y patente constatación
de un síndrome de abstinencia generada por la necesidad vital de
escribir o, como pensará alguno, de tocar las narices al personal.
Termino
el año, ¡cómo no!, informándoles que ante el dramático cierre de
nuestra sociedad gastronómica donde nos reunimos semanalmente la
cuadrilla para cenar, sin querer darle ninguna alegría al amargado
de arriba, hemos decidido, emulando al Puigdemont, irnos al exilio y
así, este jueves cenamos en Casa Dios (Jainkoenea), acogidos por la
simpática Lurdes, un par de huevos fritos con jamón acompañados de
queso y regado con sidra, eso sí, a la “salud” del cofrade mayor
de la Hermandad de la Santa Amargura.
La
víspera, por otra parte, acudí a la recepción a la sociedad civil
que el Lehendakari Iñigo Urkullu suele ofrecer y en ella, además de
saludar a numerosa gente, amigos y responsables políticos, aluciné
en colores (como dice mi hijo) al comprobar que en el agape, el
supuesto txakoli que se ofrecía no era más que un vino blanco de
mesa que no está amparado por ninguna de las tres denominaciones de
origen del país. Ósea, un craso error del responsable del catering
y de su superior, al no haber controlado esta metedura de pata que ha
soliviantado al conjunto del sector txakolinero. Estoy seguro que el
año próximo, no volverá a ocurrir.
Son
precisamente las denominaciones de origen (D.O.) y otras indicaciones
geográficas las que garantizan al consumidor la calidad de nuestros
productos y son éstas marcas y su prevalencia en los mercados
globales, una de los caballos de batalla en todos aquellos procesos
de negociación comercial que la Unión Europea ha abierto, está
actualmente negociando y que en el futuro emprenderá. Estas marcas
de calidad reconocidas y amparadas por la legalidad europea son
objeto de deseo de empresas alimentarias de otras latitudes que
intentan engañar al consumidor haciéndose pasar por estas marcas
europeas que tanto reconocimiento tienen ganado en esos mercados
lejanos.
El
impulso a la producción de calidad ha sido uno de los santos y seña
de la Política Agraria Común Europea, en adelante PAC, que cambia
de piel cada pocos años y que tanto desconcierto genera en los
productores agrarios que, a semejanza de cualquier otro empresario,
requieren de certidumbre y claridad de políticas para poder trabajar
en el presente y proyectar el futuro. Por ello, los baserritarras
andan, por enésima vez, con dolor de tripas al observar que se ha
dado el pistoletazo de salida a un largo y laborioso proceso de
negociación con la reciente publicación de la Comunicación Oficial
de la Comisión Europea titulada El
futuro de la alimentación y de la agricultura.
Son
numerosas y diferentes las músicas y pentagramas que llegan del
altavoz comunitario y de sus aledaños pero, lo que más inquieta es
la gran incertidumbre que rodea a todo este nuevo proceso de
negociación agraria y todo apunta que la firme
decisión
del Comisario Phil
Hogan
de cumplir con el calendario legislativo preestablecido es un
ejercicio de autoafirmación y de apuntalar la importancia del
capítulo agrario en una Europa, entre usted y yo, ahora que no nos
oye nadie, no sabe ni por dónde le da el aire y enfrascada en
un proceso de refundación condicionado por una
serie de cuestiones como el efecto Brexit, la política migratoria,
la defensa y las políticas populistas de algunos países.
En
este contexto es de agradecer que se generen foros de reflexión
donde los protagonistas del sector, los productores, sus cooperativas
e industrias vinculadas y con ellos, el conjunto del tejido rural, en
primer lugar, conozcan las directrices que pretende marcar Bruselas y
en segundo lugar, planteen sus propios planteamientos para que sean
escuchados y trasladados a los foros de poder. Así, el próximo 12
de enero, la organización agro-ganadera ENBA celebra en el auditorio
de la Fundación Orona en Hernani una interesante Jornada titulada
“Claves de la Reforma de la PAC post 2020” que reunirá como
ponente principal al experto en política agraria, Tomás García
Azcárate del CSIC y que además contará con dos mesas redondas, la
primera, conformada por eurodiputados de diferentes partidos
políticos y la segunda, por productores representando a sectores
tan dispares como el vacuno de leche, el txakoli, el cereal o el
ovino. ¡Quedan invitados!
La
PAC tan importante como complicada lo es más aún, si nos quedamos a
criticar desde la distancia y por ello es necesario, nos va mucho en
ello, que nos acerquemos a conocerla y en la medida de lo posible,
influir para mejorarla. No podemos resignarnos a que nuestra
actividad quede en manos de unos cuantos políticos y tecnócratas
que viven como Dios, allí lejos, en Casa Dios o en Casa Cristo y por
ello, es nuestro momento. ¡Aprovéchenlo!
Xabier
Iraola Agirrezabala
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