Odio Cordial
Acabo de imprimir la Comunicación de la Comisión sobre la PAC post
2020 y al no haber tenido tiempo para una lectura pausada, esta
semana les quería hablar de unas interesantes Jornadas sobre la
sidra, Sagardo Forum, celebradas la semana pasada en el imponente
marco de la Fundación Orona de Hernani y magníficamente organizadas
por la asociación Sagardoaren Lurraldea (El Territorio de la Sidra)
donde se trataron tanto temas de producción de manzana y la sidra en
el mundo como el pujante turismo de la sidra.
Pues bien, en el transcurso del primer día pudimos escuchar las
prudentes palabras del experto en pomología, Aitor Etxeandia, quien
destacando el punto de partida del cultivo de la manzana para sidra
en nuestra tierra (pequeñas fincas, diseminadas, orografía difícil,
descontrol o diversidad varietal, …), haciendo suyo el eufemismo de
contar con un “amplio margen de mejora”, puso el acento en la
leve pero continua mejora que están desarrollando los productores de
manzana, eso sí, asesorados por técnicos y traccionados por unas
sidrerías que demandan manzana autóctona para así poder cumplir
con los condicionantes de la recién nacida Denominación de Origen
“Euskal Sagardoa”.
Ese mismo día, el responsable de dicha Denominación, Unai Agirre,
destacó el importante crecimiento que ha experimentado al subir el
número de sidrerías adscritas pero sobretodo el número de litros
destinados a la D.O. que suben de los 2.000.000 de la campaña pasada
a los 4.000.000 elaborados para tal fin, si bien, el que este
importante volumen de sidra se destine a la D.O. no significa que
toda ella cumpla, al embotellarse, las condiciones exigidas y más
difícil aún, faltará por ver cuánta sidra amparada por la D.O.
será comercializada como tal.
En esta tarea los consumidores, una vez más, tenemos la sartén por
el mango y yo, por mi parte, ya le he dicho al presi de mi sociedad
que vaya comprando sidra amparada por la D.O., la botella de la
capucha roja, aunque si les digo la verdad, si el amargado de arriba
sigue en sus trece puede que no lleguemos ni a catarla y por ello,
invito a todos mis lectores para que en la medida de sus
posibilidades, al comprarla para casa o al pedirla en un restaurante
reclamen la sidra con capucha roja porque, con este simple gesto,
están ayudando al conjunto del sector, tanto a sidreros como a
productores de manzana.
En esa misma Jornada, participó como ponente Ignacio Ruiz de
Alegría, consultor del sector agroalimentario de dilatada
experiencia en diferentes proyectos e iniciativas, quien en un tono
delicado y moderado como corresponde a un músico de su talla
recurrió también a otro eufemismo, “odio cordial” para
referirse al turbulento pasado entre las diferentes asociaciones de
sidreros y apuntado en el bloc de notas dicha maravilla eufemística,
al llegar a casa y releer mis notas, sin saber porqué, pensé en la
relación de amor y odio que existe entre los movimientos
ecologistas-naturalistas-animalistas y el sector productor de
alimentos.
Cada vez son más frecuentes e importantes los choques entre ambos
mundos y realidades y así, mientras los agricultores utilizan los
productos legales que se encuentran en el mercado para poder seguir
trabajando con eficacia, por ejemplo el denostado glifosato, vemos
que la prorroga de su licencia ha acabado siendo una dura batalla en
el seno de la Unión Europea, por un lado los
ecologistas-naturalistas y por otra parte, los agricultores y
organismos científicos de la propia UE y al final, se ha logrado una
prorroga de 5 años más que supone un cierto alivio para los
productores que confían en que las empresas del ramo pongan en el
mercado algo tan eficaz como el polémico glifosato.
Otro de los choques frecuentes proviene de las condiciones del
bienestar animal y así tenemos a unos consumidores que reclaman cada
vez mayor espacio para los animales en las cuadras, que puedan pasear
plácidamente, que se les trate como a uno señores y todo ello, eso
sí, a un precio de saldo (un “todista” como dice el anuncio)
que no cuadra con las exigencias planteadas, salvo que las cuentas
cuadren asfixiando al de siempre, al productor. En el sector de los
huevos (¡Manda guevos! que diría aquel) los productores de huevo de
jaula han invertido cantidades ingentes de dinero para cumplir con
las exigencias de espacio impulsadas desde la UE y ahora, sin tiempo
material para amortizar dichas inversiones, los de siempre quieren
dar una nueva vuelta de tuerca al sector y para ello, además de las
instituciones, presionan a las grandes cadenas de distribución para
que vayan eliminando los huevos de jaula de sus lineales y
comercialicen, exclusivamente, huevos de gallinas fuera de jaula.
Soy consciente que la tendencia va para esa orilla y me alegro de
ello por los productores de huevo de gallinas en libertad amparados
por el Label, especialmente por el pionero que no es otro que mi
amigo Esteban Atxa, pero aún así, creo que las exigencias de una u
otra índole deben ser razonables, razonadas, progresivas y sin
asfixiar al sector, sea el que sea.
Además, y con ésto termino, las exigencias del consumidor deberían
ir acompañadas de un compromiso (precio) por su parte porque en caso
contrario, ese mismo consumidor, trabajador en el sector
servicios,industrial o construcción, tampoco debería extrañarse
que sus jefes quieran, también, todo: máximo rendimiento al mínimo
coste.
Xabier Iraola Agirrezabala
Comentarios