Plagio en la tesis del comisario



Será casualidad pero la verdad es que la polémica de la veracidad o falsedad de los másteres, tesis doctorales y trabajos de fin de carrera ha estallado con inusual virulencia al comienzo del curso escolar y como comprenderán una buena parte de la clase política anda con el culo prieto por si alguno descubre ahora que copió en algún examen, hizo algún corta-pega y/o aprovecho algunos párrafos y expresiones de autores que había leído previamente.
Personalmente, me extraña que se levante semejante polvareda en el país de la trampa, del atajo y de la artimaña, no sólo en cuestiones educativas sino en cuestiones más básicas que demuestran nuestra débil ética y honradez en el día a día. Ahora bien, lo que me solivianta es que el país ande enredado en semejantes cuestiones y nadie le saque los colores a esos otros dirigentes que no han plagiados sus tesis porque no tienen apenas estudios y aquellos otros,  caso más frecuente, que tras terminar sus estudios no tienen más experiencia laboral que la desempeñada en su propio partido, cargos públicos, asesorías, etc. y la de medrar, suplicar favores y pegar codazos para mantenerse a flote en la pomada.
Pues bien, inmersos en esta polvareda, hemos podido saber y observar cómo existen programas informáticos que detectan si uno ha cometido plagio, si se han copiado párrafos enteros de otros autores y aún es más, aunque uno cambie determinadas palabras por otras sinónimas, también son cazadas por este particular polígrafo de los tramposos y por eso, conocedor de la existencia de este diabólico programita informático, mi pregunta es la siguiente: ¿se habrá percatado el comisario europeo de agricultura, Phil Hogan, que la nueva propuesta de reforma de la PAC tiene, al menos en teoría, los mismos objetivos y planteamientos que reformas anteriores? ¿Se habrá percatado el sonriente Phil que el programita ya ha detectado varios sinónimos que son prácticamente calcados a la terminología existente hasta el momento?
La nueva reforma de la PAC, una vez más, con un sencillo corta-pega de anteriores reformas sigue fijándose como objetivos la mejora de la rentabilidad de los productores fomentando su resiliencia y su competitividad, el relevo generacional que resulta más necesario que nunca, promover el desarrollo rural, sostenibilidad vinculada al cambio climático, reequilibrar la cadena alimentaria con una atención especial hacia el productor, etc. Como comprobarán, nada nuevo bajo el sol y es que, al igual que me ocurrió en anteriores reformas, los objetivos y las grandes proclamas son algo indiscutible pero luego, desgraciadamente, las medidas y herramientas propuestas no son las adecuadas.



Las herramientas o medidas propuestas en esta nueva reforma no escapan al detector de sinónimos, por mucho que algunos quieran vestir el santo con otros títulos, y así, mientras antes teníamos un Plan de Desarrollo Rural (PDR) que era un paquete que recogía todas las medidas del segundo pilar (inversiones, jóvenes, formación, agroambientales, industria, desarrollo rural privado y público, etc.) ahora nos hablan de Planes Estratégicos que si bien también integran al primer pilar de las ayudas directas, convendrán conmigo que en términos generales estamos hablando de algo similar. Se propone ahora la figura del agricultor genuino que es un plagio descarado del vigente agricultor activo, se propone un capping que nuevamente será descafeinado hasta dejarlo inservible y nuevamente, se habla de una ayuda básica a la renta de sostenibilidad  que es un burdo sinónimo del anterior pago básico y del previo pago único y así, suma y sigue.
Al fin y al cabo, más allá del debate previo pero básico sobre el presupuesto con el que contará tanto las instituciones europeas en su globalidad, lo que plantea el debate sobre la necesidad de una mayor aportación de los estados miembros a la bolsa común, como el debate sobre las prioridades políticas del momento y su afección a la política agraria común, es decir, una vez desbrozado el camino europeo creo que será el momento de abordar cuestiones que en la reforma anterior no se abordaron, se aparcaron a un lado, se retardaron y por ello, 7 años después, la cuestión sigue sin solucionarse y los problemas, en vez de solucionarse se agrandan y enquistan.
Por todo ello, 7 años después, el estado español deberá abordar si tiene sentido la aplicación única de la PAC en un estado tan variopinto y con realidades agronómicas tan diferenciadas o si por el contrario, deberá abrirse a una aplicación regional, subsidiaria más apegada a la realidad de los diferentes territorios. Debemos aclarar si queremos seguir distribuyendo fondos en base a una foto histórica de hace unos 18 años y proyectarla hasta el 2027 frente a los que proponemos, cuando menos, una relativa actualización de la foto e, igualmente, debería abordarse y clarificar si lo que interesa apoyar es la actividad económica en sí o si por el contrario debemos apoyar a los agricultores que generan actividad y finalmente, hablando de agricultores, perfilar cuáles son las condiciones que deben cumplir (cotización seguridad social, niveles de facturación, proporción entre facturación y ayudas, etc.) los futuros perceptores de ayudas porque de no aclarar estas cuestiones, seguiremos manteniendo un apoyo muy deficiente a muchísima gente, quizás demasiados, para los que la actividad es algo muy tangencial y como se dice popularmente, seguiremos repartiendo migajas.
Esta es mi tesis. Pero tranquilos, si no les gusta, la cambio.

Xabier Iraola Agirrezabala

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