Talento y Talante
Talento y talante
Vuelvo de las vacaciones navideñas con un par de kilos adosados a la
cintura como la cartuchera que lucía John Wayne en sus películas,
fondón y desentrenado porque aunque les tengo que reconocer que uno
es adicto al ejercicio de juntar letras, las vacaciones hacen
estragos y uno pierde agilidad mental y agudeza visual para captar lo
que es noticia o noticiable de lo que es simplemente, bazofia.
Eso sí, por muy relajado y ocioso que esté uno, no sé si es por
defecto de fábrica o por habilidad innata pero es inevitable que uno
mire la realidad que le rodea , las noticias que lee y/o escucha con
las agrogafas que no acabo de quitármelas y que como imaginará,
irremediablemente, condicionan mi mirada. Pues bien, en esas estamos
cuando cae en mis manos una publicación titulada GITalent, impulsada
por el diario Noticias de Gipuzkoa con la colaboración de la
Diputación Foral de Gipuzkoa, la Cámara de Comercio y la patronal
ADEGI. Abordo la lectura de forma rápida, diagonal, desde la
distancia que me causa este lenguaje técnico tan propio de las
consultoras empresariales cuando las sabias palabras de Nerea Burgoa
de ULMA me cautivan y provocan en mí un torbellino de reflexiones
sobre cuestiones tan diferenciadas y entrelazadas al mismo tiempo
como son el talento, la oferta de valor, cuestiones extra monetarias,
etc. Según Burgoa, las claves para atraer y retener talento en una
empresa es ofrecer una buena oferta de valor para el empleado que,
por lo que cuenta, no tiene por qué estar ligada a un gran sueldo.
Habla de una oferta de conciliación entre ámbito profesional y
personal, de tener un entorno de vida saludable y disponer de
infraestructuras de primer nivel en las que desarrollar sus
profesiones.
Unas páginas más adelante, el emprendedor Hasier Larrea afirma lo
siguiente: “no se trata de retener el talento en una prisión para
que no se vaya, el talento tiene que fluir y moverse. Como empresa o
como territorio hay que conseguir ser una parada en el que crezcan,
cambien o se vayan. Aunque, lógicamente, hay que conseguir que como
organización el talento que se va pueda igualarse cono el que
viene.”.
Leo y entrelazo ambas reflexiones, las paso por la mirada de mis
agrogafas y me surgen infinidad de reflexiones sobre la gestión del
talento en el mundo agrario, bien sea la atracción de nuevos
talentos bien sea la retención del talento que anida en nuestras
explotaciones familiares. Por cierto, unas explotaciones familiares,
pequeñas y diseminadas por el abrupto territorio.
Releo las palabras de Burgoa y me pregunto cuál es la oferta de
valor que el sector agrario (vasco) ofrece a los jóvenes y no tan
jóvenes, cuáles son las bondades que nuestro sector puede aportar a
aquella persona que, más allá de la cuestión económica (requisito
imprescindible), busque otra serie de cuestiones como la conciliación
laboral-personal, el entorno de vida saludable, el disfrute del
tiempo para el ocio y otras cuantas que no somos capaces de captar,
reconocer y, menos aún, poner en valor. No se trata de engañar a
nadie pero seria un magnífico ejercicio de reflexión familiar y
sectorial, redactar un hipotético anuncio de trabajo en el sector
y/o explotación de uno mismo detallando, además de la cuestión
económica, las otras condiciones positivas que complementen y
mejoren la oferta económica para así atraer al mayor número de
personas y seleccionar entre ellas, las más talentosas. Aprovecho la
ocasión para reconocer que, particularmente, me llama poderosamente
la atención, los cada vez más numerosos casos de incorporación de
jóvenes (mayoritariamente, mujeres) en el agro vasco atraídos,
entre otras cosas, por la posibilidad o relativa facilidad de
conciliar la actividad profesional con la vida familiar.
Releo asimismo las palabras de Larrea y más allá de las familias
que animan, cuando no obligan, a marchar a sus hij@s fuera del
caserío,hablar de retener talento me recuerda la sensación de
pánico que anida entre aquellos padres que ansían que sus hij@s
sigan al frente de la explotación familiar y que miran con recelo
cualquier movimiento, desplazamiento e incluso proyecto formativo que
exceda lo considerado estrictamente agrario, no vaya a ser que la
criatura de marras se sienta atraída por los cantos de sirena del
exterior. Puestos a dar vueltas a la historia, pienso si estamos
preparados para que nuestra explotación y/o sector sea territorio
donde fluya el talento bien sea endógeno como exógeno. En pocas
palabras, debiéramos reflexionar sobre si nuestro sector y si
nuestras explotaciones familiares están preparadas, comenzando desde
nuestra propia mentalidad, para acoger nuevo talento, familiar o
externo, o si por el contrario, nos limitamos a que nuestros retoños
sean meros ejecutores del proyecto diseñado y materializado por
generaciones anteriores.
Por cierto, la atracción de nuevos talentos al sector y la retención
de los ya existentes en nuestros caseríos es lo que pretendió y
consiguió, en gran medida, el gran Nikolas Segurola, fraile
franciscano de Arantzazu que conociendo el talento innato de nuestros
pastores y buscando la dignificación del noble oficio del pastoreo
impulsó, junto con otros cuantos que no nombro para no olvidar
ninguno, la Escuela de Pastores de Arantzazu en el humilde caserío
Gomiztegi, propiedad de los franciscanos. La escuela de pastores y
otras muchos trabajos desempeñados por este fraile capaz de aunar
voluntades gracias a su talante positivo, amante del euskara y del
bertso, son los que han sido reconocidos y le hacen merecedor del
Premio BASERRITARRON LAGUNA (Amigo de los baserritarras) que la
organización agraria ENBA le hará entrega el próximo 26 de Enero
en Urnieta y en el que confío, Nikolas contará con un respaldo
masivo del mundo pastoril.
Xabier Iraola Agirrezabala
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