El irónico Bill
La semana pasada recurrí a un
ejercicio de ficción para dar cuenta del malestar generado en el medio rural,
principalmente entre los productores, por la creciente e imparable maraña
normativa que se aprueba desde la distancia y desde la perspectiva y mentalidad
urbana para su posterior aplicación en el rural.
Si ese artículo de ficción disgustó
a más de uno, no quiero ni imaginar lo que pensarán al comprobar cómo la carne
artificial o sintética, que hasta hace bien poco era más o menos algo más propio
de una película de ciencia ficción, comienza a tener visos de llegar al mercado
y consiguientemente, a nuestros platos.
La carne artificial es presentada
a la sociedad en general como la solución ideal ante la grave crisis climática
que vivimos y como uno de los pilares en la lucha contra el cambio climático
puesto que, según algunos, la ganadería es uno de los grandes emisores de gases
de efecto invernadero.
Pues bien, los grandes fondos de
inversión de escala mundial, tras haber dado muestras irreprochables de su
lucha contra las desigualdades económicas mundiales y de su lucha contra el
hambre, ironías de la vida, ahora se encuentran muy preocupados por la crisis climática
y sus consecuencias que, según todo apunta, dejará las consecuencias de la pandemia
a la altura del barro o como un simple aprendiz de la catástrofe.
Hace unos pocos años se supo que el
magnate yanqui Bill Gates, sí el de Microsoft, a través de su fondo de
inversiones invirtió 75 millones de dólares, calderilla para él, en el
desarrollo de carne artificial para hamburguesas en la empresa Impossible Foods,
pero no vaya usted a pensarse que lo hizo para forrarse un poco más, si no por
su conciencia medioambiental ya que, según sus promotores, la carne artificial
genera un 87% menos de emisiones de gases de efecto invernadero. Por cierto,
esta empresa “imposible” de marras, ironías de la vida, recabó la atención
desinteresada y caritativa de otra alma caritativa, Google, que ofreció 200
millones de dólares por su compra, pero, finalmente, se quedó con las ganas por
que no convenció a sus propietarios, quizás, más preocupados por el medio
ambiente que por unos pocos dólares.
Pues bien, nuestro amigo Bill,
vuelve a la carga y recientemente, con motivo de la presentación de su último libro,
ha salido a la palestra pública para exigir a las naciones ricas que coman carne
artificial y afirma que presionará a los gobiernos para que mediante una nueva
regulación “forzar” a la población a que consuman carne artificial y todo ello,
no faltaba más, con un loable objetivo medioambiental como la lucha contra el
cambio climático.
Personalmente, quizás por
desconocimiento, no acabo de ver las bondades de la propuesta de la carne
artificial que la vinculo como la novedosa propuesta de una nueva economía que
surfea en la ola del cambio climático, por cierto, industria cuya propiedad
recae y lo hará más en el futuro en manos de unos pocos fondos de inversión
que, también son y serán los propietarios de otras materias primas y servicios
básicos de la vida moderna.
Como decía, no lo acabo de ver y
por ello, creo que la solución al cambio climático y a otros asuntos tan
importantes como él, y además estrechamente vinculados, como es el hambre y/o
la malnutrición de una población mundial creciente, debiera ir orientada al
impulso de una alimentación mundial más diversificada, respetuosa con las
diferentes culturas alimentarias de cada una de las grandes zonas mundiales,
sin caer en las garras de la uniformización alimentaria a la que nos llevan las
grandes compañías agroalimentarias y por ello, creo que debiéramos, en vez de
carne artificial, impulsar una ganadería de escala familiar o de pequeña
empresa, vinculada al territorio, usuaria y gestora de las tierras y enfocada a
satisfacer las demandas alimentarias de proximidad.
Esta ganadería, familiar y de
proximidad, por cierto, es altamente respetuosa con el medio natural en que se
desarrolla y, por lo tanto, no puede ni debe ser señalada como una de las
grandes culpables del problema climático que vivimos. Más bien, diría yo, es
una de las soluciones.
Cuando hablamos de carne y de
ganadería no debemos caer en simplismos y tratar como si todo fuese una única
cosa puesto que detrás de cada una de las palabras hay diversas casuísticas y
cada una de ellas, tiene su realidad y genera sus pros y sus contras.
Y lo digo al hilo de lo ocurrido
recientemente en Francia donde ha surgido una gran polémica, en la que se ha
visto obligado a posicionarse el propio presidente Macron, tras la decisión del
ayuntamiento de Lyon, gobernada por un partido ecologista, de eliminar la carne
de los menús escolares para así, según ellos, incentivar una dieta más saludable
y sostenible.
Ante semejante barbaridad, creo
que debiéramos dejar posicionamientos demagógicos y dejar de criminalizar un
determinado producto cuando la solución proviene de un enfoque integral de un
modo de vida saludable donde la dieta vaya acompañada del ejercicio físico y
otros hábitos saludables de vida. Más que prohibir la carne, en mi opinión, al
menos si el objetivo es lograr una dieta saludable y sostenible que ayuda en la
lucha contra la crisis climática, debiéramos comenzar por un menú escolar con una
dieta diversificada, una dieta más local y donde la carne, los huevos, las
hortalizas, la leche y el resto de los alimentos sean provenientes de la
proximidad del centro escolar en cuestión.
Por cierto, a semejanza de lo que
ocurre en España con respecto a la polémica del lobo, en esta polémica
francesa, también es la ministra de transición ecológica la que salido a favor
de la prohibición. Ironías de la vida.
Xabier Iraola Agirrezabala
Comentarios
como el tofu no es queso d soja , ni el zumo de soja es leche , etc
- la carne artificial esta hecha a base d restos de soja y legumbres
( ver emnlace abajo )
y tbn de proteinas d laboratorio como la melamina
( algo muy parecido al plastico y qe usan algunas multinacionales lacteas para enriquecer la leche desp d convertirla en agua al sacarle antes todo y añadirselo a conveniencia de solo meros beneficios economicos para la multinacional )
y qe se sabe qe es disruptor endocrino ( web de ecologistas en accion ) :
afectan glandulas y hormonas : obesidad, cancer, esterilidad, cambio orientacion sexual
https://www.eldiario.es/consumoclaro/cuidarse/Carne-vegetal-riesgos-consumir-texturizada_0_901510783.html
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si Gates quiere contaminar menos, qe empiece por ls ordenadores que fabrica
lo demas e suna milonga para hacer mas dinero
Lo grave es que entre las subidas del precio d piensos y demas, la ganaderia extensiva esta en peligro
Aunque yo no soy d comer carne mas alla d lo estrictamente necesario .