Don Juan, cumpla su palabra

 

 


Cierro una semana negra para mí y para la organización en la que trabajo, ENBA Gipuzkoa. Nuestra compañera, Ixiar, no ha podido superar la letal enfermedad que le detectaron hace muy pocos meses y este miércoles, le dimos nuestro último adiós.

Ixiar, entró como abogada en la organización cuando era todavía una joven recién licenciada, con una amplia sonrisa perenne y unas ganas de aprender inmensas que, sumadas a su innato carácter metódico, eran las condiciones indispensables para triunfar y ganarse el respeto de un público como el de los baserritarras, poco dado al aplauso fácil y a la adulación gratuita.

Ixiar era ordenada y metódica hasta el extremo, hasta la desesperación de los que, como yo, somos desordenados, impulsivos y que funcionamos a impulsos mientras ella, para su bien, tenía todo bien planificado.

El carácter metódico y la planificación total de Ixiar me han venido a la memoria estos días donde, el gran Juan Roig, el presidente y dueño de la principal cadena de distribución del estado español, Mercadona, ha salido a la palestra, como todos los años, para dar cuenta pública y publificada de los resultados del año anterior, ósea, en este caso, los resultados del año 2023.

Don Juan, al que no tengo el placer de conocer, pero me encantaría conocer, dijo ante los medios de comunicación que el 2023 fue el mejor año de la cadena ya que la cadena que facturó ventas por unos 35.000 millones de euros obtuvo unos beneficios de 1.000 millones que supusieron un 40% más que los beneficios obtenidos en el 2022. Las ventas se incrementaron en un 15% pero, tal y como decía anteriormente, los beneficios en un 40%, lo cual demuestra lo bueno que fue el año anterior para la cadena valenciana.

Los datos que recoge la Memoria que presentó Juan Roig no dejan lugar a la más mínima duda sobre la inmensidad de dicha compañía y sobre sus inmejorables datos, dado que no debemos perder de vista que la compañía, por ahora sólo presente en España y Portugal, cuenta con una plantilla compuesta por 104.000 empleados, de los que casi 100.000 corresponden al estado español, cuenta asimismo, con un total de 1681 tiendas  y, además de obtener un 40% más de beneficios con un 15% más de ventas, no debemos desdeñar que la enseña valenciana ha alcanzado el 27,6% de la cuota de mercado estatal.

Existen portavoces de la patronal de la distribución que, queriendo rebajar carga al papel preponderante de la compañía, no vaya a ser acusada de acaparar el mercado, afirman que Mercadona apenas cuenta con un 15% de la superficie de ventas cuando lo verdaderamente importante, e innegable, es que con su 27,6% de cuota de mercado marca la política del resto de cadenas y con ello, del conjunto del mercado alimentario estatal.

Sus competidores más cercanos, Carrefour y Lidl, no llegan ni a la tercera parte de la firma valenciana, y así, con su peso y su enorme diferencial con los competidores más cercanos, cada decisión de Roig, marca la política del resto de las cadenas y con ello, del mercado y consumo alimentario de la gran inmensidad de consumidores del estado.

Tal es la fuerza de la cadena líder que los hay quienes la acusan de caer en un claro abuso de posición de dominio, cuestión que fue planteada en el trámite de reforma de la Ley de Cadena Alimentaria pero que no fue asumida por los legisladores ni por los mandamases gubernamentales. Todos, eran y son (somos) de la fuerza de la cadena de marras.

Todos sabemos y somos conscientes que con cada paso que dan, marcan su rumbo y el de los demás, que una subida en su PVP facilita y/o permite la subida del PVP en el resto de las cadenas, que cada vuelta de tuerca que aplica en el precio de compra en el campo supone que también hay vuelta de tuerca para los productores del resto de cadenas y así podríamos poner infinidad de ejemplos que nos demuestran la capacidad de influencia que tiene el señor Roig en el sistema alimentario estatal.

Pues bien, dicho lo dicho, acojo con esperanza y escepticismo, a partes iguales, las palabras de Roig cuando afirma, categóricamente, que los agricultores tienen que ganar dinero porque, de no obtener beneficios, nos estamos jugando la alimentación del país. Es más, incluso llegó a decir que hasta entendía las protestas de los productores.

Esperanza, por que es el último cabo de la cuerda al que los productores se ven obligados a aferrarse para obtener fuerzas para tirar para adelante pero, también, escepticismo por que estas bellas palabras se las puede llevar el viento, una vez se apaguen los focos de la rueda de prensa de dación de cuentas de la Memoria anual, y una vez que sus jefes de compra, cuchillo entre dientes, bajen al barro y generen el habitual pánico que provocan cada vez que se acercan al decisivo momento de la negociación.

Señor Juan, grabé con mi móvil sus palabras y recogí en unos pocos pantallazos los grandes titulares de prensa que generó con su entusiasmo y su orgullo empresarial. Pues bien, ahora, solamente nos queda esperar unas pocas semanas y/o meses para comprobar si sus palabras sobre las ganancias de los productores eran sinceras o eran más falsas que las monedas de chocolate. Si cumple con su palabra, yo seré el primero en reconocerlo públicamente, pero, si, por el contrario, incumple su palabra, no tenga la más mínima duda que seré el primero, cuando menos, en intentar sacarle los colores.

En sus manos está la cuestión.

Xabier Iraola Agirrezabala

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