Conocerse es amarse

 



Mi otro oficio. Así es como defino yo mismo, el oficio de informador que ejerzo en el sector primario vasco donde, casi a diario, doy la matraca con noticias sectoriales, principalmente a productores de diferentes subsectores, pero también a técnicos, políticos, periodistas, cocineros, gastrónomos, alcaldes y concejales, etc. para, en definitiva, que todos y cada uno de ellos, tengan siempre bien presentes en su agenda, la cuestión primaria. Primum vivere, deinde philosophari.

Los que me sufren, igual que usted sufre semanalmente las filípicas de este juntaletras, saben que de vez en cuando, parezco el portavoz de los tanatorios, puesto que también informo de la muerte de personas clave del sector y de otras gentes que apoyan, cada uno desde su responsabilidad, que el sector avance.

Pues bien, les recuerdo que la semana pasada, el sector productor de la Cornisa Cantábrica y muy especialmente, los ganaderos cántabros han perdido uno de sus puntales, con la muerte de Raúl Guillaron, secretario general de ASAJA-Cantabria, que, a sus 52 años, dejó al sector productor huérfano de conocimiento sectorial, de sentido común y moderación.

Los que lo conocimos, lo queríamos y así espero seguir recordándolo, porque eso quiere decir, que gente buena como Raúl es lo que necesitamos, lo que necesita el sector primario. Ya lo dice el dicho popular, conocerse es amarse y es que, es de sobra conocido, que uno no puede querer aquello que no conoce.

Algo así me vino a la mente este jueves, en el transcurso de la séptima edición del Congreso GURE LURRA en Donostia, un congreso organizado pro la Diputación Foral de Gipuzkoa cuyo fin último es estrechar lazos y crear puentes entre la sociedad rural y la sociedad urbana, entre los productores y gentes del rural con los urbanitas, para, como recoge el dicho, cuando menos, conocerse, para luego, cada uno de nosotros decida si amarse u odiarse, o quedarse indiferente.


En esta edición se celebró una mesa redonda que reunió a 6 personas, 4 urbanos (3 alumnos y 1 profesor) provenían de una ikastola de Donostia, Santo Tomás Lizeoa, y 2 (1 profesora y una exalumna) que provenían de la escuela de pastores de Arantzazu. Pues bien, fueron los tres jóvenes de la ikastola de la capital quienes dejaron bien claro a la numerosa audiencia que los jóvenes urbanos de su edad, en el  trascendental momento en que deben decidir qué opción universitaria o de FP quieren para labrar su futuro formativo y laboral, que no elegían las ramas agrarias, no porque no quisieran, si no por que ni las conocían ni les eran ofertadas como posible alternativa, al contrario de lo que ocurre con otras alternativas de otras ramas productivas que sí se les presentan y ofertan.

Ni en su curriculum formativo ni en su catálogo de estudios y/o alternativas laborales figura nada que tenga algo que ver con el sector primario y así, como comprenderán, es imposible que nadie pueda optar por algo que ver con la cuestión primaria. En pocas palabras, estamos fuera del radar de estos jóvenes por que estamos fuera del radar, formativo-laboral, de los propios centros educativos y de los propios educadores. Y no se crean, no es algo que sólo les ocurre a los jóvenes urbanos, si no que es algo extensible a todos los jóvenes, incluso rurales, que integran el actual sistema educativo.

A ello le debemos sumar que, tal y como recogieron Pedro Berriotxoa y Lorea Muguruza en un informe que fue presentado en el congreso GURE LURRA de 2018, el sector primario en los libros de texto de nuestro sistema educativo está distorsionado entre editoriales que optan por presentar el agro como algo bucólico, del pasado, propios de los abuelos, frente a aquellas otras editoriales que lo presentan como una actividad altamente industrializada y contaminante. Recuerdo, perdonen la anécdota familiar, pero creo que puede resultar ilustrativo del desaguisado, que uno de los libros de mi hijo, en el sistema educativo vasco, aparecían haciendo tratamientos fitosanitarios desde una avioneta como si Euskadi fuese Argentina.

Como les decía, si la imagen que les presentamos a lo largo y ancho del curriculum educativo de toda su vida escolar está distorsionada, cuando no ausente, y si la oferta agraria está offside cuando los jóvenes tienen que decidir qué grado o módulo quieren para pivotar su futuro laboral, convendrán conmigo que, tenemos un problema.

El problema que hoy planteo es lo suficientemente importante para que sea abordado por nuestro radar y por el radar de los responsables públicos, tanto de la cuestión agraria como de la educativa. En colaboración, de la mano.

Acuérdense, no lo olviden, ¡conocerse, es amarse!

 

Xabier Iraola Agirrezabala

 

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