La fiscalidad en el sector agrario vasco



En las últimas semanas hemos conocido la pretensión, lógica por otra parte, del lehendakari Iñigo Urkullu de promover un amplio acuerdo multipartito e interinstitucional para afrontar la crisis que vive nuestro pueblo y a la que, lamentablemente, nadie otea su fin.
En este acuerdo global, la política fiscal parece ser la piedra angular sobre la que pivotarán el resto de cuestiones y si bien en esta cuestión, a priori, las diferencias parecen ser importantes y los acuerdos lejanos, no debemos abstraernos de la situación económica que vivimos y del ahogo presupuestario que sufren nuestras instituciones, por lo que no me extrañaría que hubiese un acuerdo entre ellos para, entre todos, tirar de norma foral y estrujar aún más la chequera de los contribuyentes.
En el agro vasco observamos un tratamiento fiscal diferente dependiendo del territorio histórico al que nos refiramos y así, mientras Bizkaia mantiene el sistema de módulos para sus baserritarras, Araba ya los erradicó y mantiene únicamente el sistema de estimación directa (con ciertos ajustes para el campo) y es en Gipuzkoa donde, actualmente, nos hallamos en plena época de mudanza del sistema de módulos hacia un sistema dual con preponderancia del sistema de estimación directa.

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