Arrimarse a la sombra del Basque Culinary Center



La Denominación de Origen Rioja se ha incorporado recientemente al patronato del Basque Culinary Center (BCC) a través de un acuerdo para colaborar en proyectos de formación, investigación y promoción internacional del vino.
El director del BCC, Joxe Mari Aizega, -vivo como nadie- ha logrado que la Universidad de la Gastronomía sea un referente internacional para el mundo de la cocina y por extensión para el sector agroalimentario y a él se arriman diferentes empresas y entidades, interesadas en apoyar ese proyecto formativo. Al mismo tiempo -ingenuidades aparte-, sacar provecho para sus propias empresas accediendo a proyectos formativos, investigación, innovación y a la proyección pública que esta joven universidad ha logrado en el poco tiempo que lleva entre nosotros.
Aún me acuerdo cómo hace unos años, cuando la universidad estaba aún en obras, escribí un artículo sobre la gastronomía con raíces haciendo alusión a la posibilidad de estar viviendo una "burbuja" de la gastronomía -no me negarán que, al menos televisivamente, estamos llegando a un punto de saturación total con tanto programa de chefs-, sin tener en cuenta que esa cocina estaba enraizada en la cultura autóctona y fundamentada en los productos agropecuarios del entorno.
Hablando pronto y claro, aun a riesgo de excederme en mi apreciación, podemos llegar a un punto en el que tenemos unos excelentes cocineros, embajadores de la cocina vasca pero que en su día a día, en el momento de abastecerse para sus restaurantes, den la espalda a los productos autóctonos y así, en la carta de sus menús brillan por su ausencia nuestras referencias. Pues bien, al día siguiente de publicado el artículo, recibí la invitación del director del BCC, Joxemari Aizega, para conocer el proyecto universitario y abrir las puertas de su casa para brindarnos la colaboración con el sector primario y agroalimentario vascos. De la visita salí fascinado con el montaje que allá se había organizado y, desde mi ignorancia, no llegué a atisbar la dimensión del proyecto ni la proyección que dicha apuesta tendría en el resto del mundo.


Ahora, volviendo a la incorporación de la D.O. Rioja al BCC, he observado que la participación vasca en su patronato se reduce a las instituciones (Gobierno Vasco, Diputación Foral de Gipuzkoa y Ayuntamiento de Donostia), a la sociedad pública centrada en la investigación alimentaria AZTI-Tecnalia, la cadena distribuidora Eroski, mientras que empresas foráneas como Heineken, Covap, Domecq Bodegas, etc. conforman el consejo máximo de la universidad donde, en mi opinión, destacan ilustres ausencias de nuestra industria agroalimentaria.
Las empresas agroalimentarias vascas presentes están a modo de colaboradores (Baqué e Insalus) o de patrocinadores (Huevos Gorrotxategi, empresa puntera liderada por el siempre atento Luis) pero no hay ninguna en el patronato. Incluso cae destacar que entre las presentes, la única ligada al sector primario es Gorrotxategi.
Sé, o al menos me lo imagino, teniendo en cuenta la proyección de la universidad en cuestión que formar parte del patronato costará un potosí que, quizás, escape a las posibilidades económicas de muchas de nuestras empresas agroalimentarias pero mucho me temo que, una vez más, sea nuestra característica dejadez y desconfianza hacia lo propio la verdadera razón de dichas ausencias.
Las empresas agroalimentarias vascas, muy especialmente aquellas ligadas al producto autóctono, en mi opinión debieran estrechar vínculos con el BCC, valerse de su proyección social y mediática para, además de acceder a las nuevas hornadas de cocineros y los cocineros del país que se reciclan allí, proyectarse en otros mercados y en otros mundos aún sin explorar.
El Basque Culinary Center es una joya que la tenemos entre manos y no la explotamos debidamente. Esta impresión no es únicamente mía, puesto que una reflexión similar se la escuché a un alto dirigente político guipuzcoano preocupado por la escasa atención que las instituciones vascas prestaban a la Universidad de la Gastronomía, por los rifirrafes o conatos de rivalidad entre diferentes universidades y escuelas de gastronomía, mientras otras instituciones foráneas le ponen la alfombra roja a este proyecto para que sea el faro que ilumine mundialmente la senda que la cocina e industria agroalimentaria españolas requieren para conquistar los mercados internacionales.Espabilemos de una santa vez.

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