Un fin de año calentito


Mi amigo Juan Ramón, señalando con el dedo sus labios, solía afirmar con acierto y sabiduría el dicho aquel de “un segundo aquí (en la boca), una eternidad aquí (tocándose el michelín) y así, haciendo realidad la máxima del azkoitiarra, aquí vuelvo yo, a la vuelta del periodo navideño, habiendo recogido ya todos los adornos, figuritas, pinos y luces que puse a lo largo y ancho de la casa y, como les decía, con un par de kilos más que engalanan mi “gerribuelta”, como diría el salado de Paulino en el programa Kontrako Eztarria de ETB.

Pues bien, dado que mi último artículo coincidió con las elecciones del 20-D, no tengo más remedio que comenzar refiriéndome a las mismas y constatando, en lo que respecta a España, el fuerte “suelo” de los populares así como el susto dado por Podemos que, visto lo visto, queda a la espera del segundo asalto para sobrepasar de una definitiva vez a los socialistas y erigirse en referencia de la izquierda estatal y por otra parte, fijando la vista en lo cercano, en nuestro paisito, el batacazo de EHBildu nos demuestra que la realidad no siempre coincide con lo que uno piensa y que al igual que al PNV se acercan muchos votantes no nacionalistas por su demostrada buena gestión (por mucho que alguno se empeñen en ensuciar su trayectoria) también son numerosos los no abertzales de izquierda que se arriman, o al menos hasta ahora lo hacían, hacia EHBildu como voto de protesta y de rechazo al sistema socioeconómico “opresor”.

Es el segundo aviso, tras las municipales y forales y por ello un asunto a tener muy en cuenta pero aún así, creo que en las próximas elecciones, las autonómicas, recuperarán gran parte de lo que ahora se ha concentrado en Podemos para posibilitar el objetivo máximo de mucha gente, echar a Rajoy de la Moncloa.

El panorama resultante es tan abierto como inquietante (¿qué partido gestionará el área agrícola?) y mucho me temo que no habrá más remedio que unas nuevas elecciones que, sumadas al panorama catalán, pintan un paisanaje de inestabilidad fatal para cualquier actividad económica que se precie y donde destaca, sobremanera, el remanso de estabilidad institucional que vivimos en Euskadi.

El fin de año en Euskadi, por otra parte, ha venido marcado por ....



 los graves incendios forestales acaecidos en Gipuzkoa y Bizkaia donde el poderoso viento sur en zonas costeras ha avivado la llama en masas forestales, exhaustas por la sequía y con una biomasa rebosante a los pies de los árboles.

La polémica estalló en ciertos programas e informaciones sensacionalistas donde algunos sasi-ecolojetas aprovecharon la coyuntura para atacar la actividad ganadera, forestal y más concretamente, dirigir sus afilados dardos contra las plantaciones de coníferas o especies de ciclo corto cuando todos sabemos, y ellos más que nadie, que el fuego tiene un aliado inmejorable en el abandono de las tierras, de los bosques y en la falta de gestión forestal y ganadera puesto que no hay que ser Premio Nobel de Medioambiente para reconocer que la ausencia de gestión de tierras y bosques no nos conlleva a una mayor riqueza de la biodiversidad que tanto ansían sino a un fatal abandono donde el monocultivo de la zarza arrampla con todo y con todos.

Una gestión forestal sostenible que aúne la sostenibilidad social, económica con la medioambiental y una mejor y mayor gestión de los terrenos, con y para el ganado, supondrá asimismo la eliminación de todos aquellos arbustos, zarzas, etc. que a modo de combustible barato va recorriendo los terrenos donde hay abandono y dejadez de las actividades primarias.

Finalmente, intentando rematar este pequeño repaso del fin de año, tengo que reconocer que no ha llegado a nivel de incendio pero que sí ha sido muy alta la temperatura generada por el enfado con que los baserritarras vascos han visto, una vez más, cómo Euskadi ha sido la última comunidad autónoma en hacer efectivo el anticipo del 80% de las ayudas directas europeas autorizado por los mandamases comunitarios y cómo han tenido que esperar hasta el cierre del año para cobrarlas cuando muchas autonomías habían efectuado dicho abono a mediados del mes de Octubre. No es la primera vez, y me temo que tampoco la última, donde la maquinaria burocrática se impone impidiendo que aquí se materialice lo que en otras zonas se materializa con sorprendente naturalidad.


Xabier Iraola Agirrezabala

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