Ojo Avizor
El
sector agroalimentario vasco respira aliviado al conocer que la
cadena de distribución EROSKI ha alcanzado un acuerdo con la banca
para refinanciar su deuda, al menos con aquellas que suponen más del
75% de su deuda a refinanciar que asciende a un importe aproximado de
1.540 millones de euros.
Este
acuerdo despeja su horizonte financiero hasta el 31 de julio de 2024
y supone, en vísperas de su celebración del 50 aniversario, un
chute de confianza para los miles de trabajadores que emplea la
cadena pero también supone un horizonte de estabilidad y esperanza
para sus miles de proveedores entre lo que se encuentran cientos de
empresas agroalimentarias y baserritarras particulares y cooperativas
que proveen de verduras, legumbres, carne, leche, sidra, txakoli,
queso, etc. y que tienen en la cadena cooperativa, además de un
cliente, un aliado para su viabilidad. Por todo ello, no queda más
que alegrarse de dicha noticia porque para criticarle, ya surgirán
ocasiones pero como decía Aznar cuando no quería responder alguna
pregunta incómoda, “hoy, no toca”.
Tratándose
de distribución y consumo, comentarles que acabo de ojear el informe
Observatorio de Innovación en Gran Consumo en España 2019 elaborado
por el Institut
Cerdà que hace hincapié en la necesidad de adaptar la cadena de
gran consumo a los nuevos hábitos de dieta de los ciudadanos que se
centran en una alimentación sana, nutritiva, equilibrada y
consciente. Dicho informe, señala cuáles son a su entender los diez
retos para 2019 (sólo haré mención a 7 de ellos) a los que se
enfrenta la cadena de gran consumo entendiendo por cadena de gran
consumo la conformada por los diferentes agentes económicos,
comenzando desde el productos, la industria, la logística, la
distribución en su amplia diversidad, el canal Horeca y finalmente,
el consumidor.
Leyendo
dicho informe, uno se siente identificado en algunos de los fenómenos
y realidades que se dan en el mundo del consumo, principalmente
porque los retos planteados apuntan, primero, hacia la
digitalización, conectividad y automatización con cuestiones como
la sensorización, el internet de las cosas, el blockchain, la
realidad aumentada, los drones y los robots cuyo fin es optimizar
costes, dar un mejor y más rápido servicio al consumidor, etc. y se
señala como ejemplo la puesta en marcha por parte de Walmart, líder
de la distribución en Norteamérica, de una plataforma que permite
obtener la completa trazabilidad de sus productos en un tiempo récord
de 2 segundos en el propio smartphone del cliente.
Segundo,
se apunta a la explotación de datos para la toma de decisiones dado
que en el Gran consumo se da una alta frecuencia y repetición de
compra por parte del cliente final, provocando una gran rotación y
un estrés de la cadena que requiere de una gestión correcta de la
ingente información que se genera para que cada uno de los eslabones
de la cadena adopte las decisiones. Por ejemplo, la antes mencionada
Walmart trabaja en tecnología de reconocimiento facial para
identificar niveles de frustración entre los clientes en cola para
decidir cuántos y donde colocar más empleados.
Tercero,
la gestión eficiente y responsable donde el cliente final demanda
productos, servicios y propuestas de valor social y medioambiental,
sin olvidar, obviamente, la eficiencia. Ejemplo, la cadena M&S
reduce el aire envasado en 140 referencias como snacks, etc.
reduciendo así, el plástico usado en las bolsas con el consiguiente
ahorro de material plástico y de la incidencia medioambiental de
dicha medida.
Cuarto,
los modelos de distribución e-commerce con un comercio electrónico
pujante y donde la supervivencia de las actuales cadenas dependerá
de su adaptación al nuevo escenario y su eficiencia en tiempo de
entrega y tiempos logísticos porque no debemos olvidar que la
flexibilidad en los formatos para así atender la conveniencia del
consumidor será “la madre del cordero” y así, tenemos y
tendremos compras completamente digitales, compras digitales
complementadas con recogida del cliente en tienda, en punto exterior,
etc.
Quinto,
ligado al anterior, la compra y distribución omnicanal donde es
imprescindible ofrecer al consumidor opciones y facilidades de compra
y transporte para que acceda a su cesta de compra en el momento,
lugar y medio que más le convenga en función de sus horarios y
desplazamientos y por lo tanto, todo aquel comercializador con modos
y métodos rígidos, quedará automáticamente, fuera del mercado.
Ejemplo, Amazon instalando taquillas de recogida en tiendas de la
cadena DIA.
Sexto,
la transformación y digitalización del punto de venta físico, es
decir, en lenguaje castizo, aunque las tiendas físicas siguen siendo
con el 80% el lugar habitual de compra pero aún así deberán
espabilar e incorporar avances y tecnología para sustituir las
tareas repetitivas que no aporten valor mientras el personal deberá
ser el asistente, prescriptor y acompañante del cliente que busca en
el establecimiento aquello que no puede lograr en la red. Asimismo,
los establecimientos deberán ser más acogedores para enriquecer la
experiencia de compra.
Séptimo,
y con ello acabo, las cadenas se encuentran con el desafío de
adaptar su oferta a las nuevas tendencias (saludable, comodidad,
mayor envejecimiento, segmento deportivo, vegano, etc.). Ejemplo, la
apertura de tiendas y/o rincones de producto ecológico, vegano, ...
Ahora
bien, conociendo la cadena alimentaria actual, debemos ser
conscientes de que todo cambio en el consumo y en la distribución
conllevará el pertinente cambio en la producción por lo que los
productores agrarios y sus empresas deberán estar ojo avizor y ser
lo suficientemente flexibles para adaptarse.
Xabier
Iraola Agirrezabala
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