Por favor, seamos serios
Asistí
hace unos días al estreno del documental ZUBIAK (Puentes) en el
Festival Internacional de Cine de Donostia, documental que
magníficamente ha sido dirigido por el periodista irunés Jon
Sistiaga y que será emitido el próximo 31 de octubre en la cadena
Zero de la plataforma Movistar. No se crean que estoy haciendo
publicidad de la antigua Telefónica ya que lo hago, primero, por
difundir al máximo el mensaje de paz y reconciliación que Maixabel
Lasa, viuda de mi amigo Juan Mari Jauregi, asesinado por ETA hace 19
años, nos hace llegar con una naturalidad pasmosa e incluso
incomprensible para el común de los mortales y segundo, por egoísmo,
confiando que las gentes del cinealgún director de cine al ver el
documental sabrá apreciar mi aportación a dicho documental, en
tanto en cuanto era el alcalde de Legorreta en el fatídico momento,
y así (utilizando un humor ciertamente macabro) podría ofrecerme
algún jugoso contrato cinematográfico que me jubilaría de este
ingrato trabajo de juntaletras.
El
documental trata cosas tan serias, cuando menos, como las cosas del
comer y por ello estimo un importante paso adelante que los
productores promuevan iniciativas de reflexión sobre la alimentación
como la impulsada por la organización agraria ENBA que nos invita el
7 de octubre a asistir a una sugerente mesa redonda en Donostia bajo
el título ¿Somos lo que comemos o comemos como somos? en la que ha
reunido además de una pastora, un gastrónomo, una nutricionista,
una investigadora, un veterinario, un periodista, etc. con el fin de
impulsar un diálogo multidisciplinar entre ellos y con el público
asistente.
Más
serio, aún, nos tendríamos que poner con la panda de políticos que
nos han abocado a unas segundas elecciones al Congreso y Senado el
próximo 10 de noviembre tras mostrarse incapaces de alcanzar
acuerdos para conformar un gobierno con el que dar al estado la
estabilidad que requiere. No sería justo por mi parte generalizar
las responsabilidades puesto que los partidos pequeños y
nacionalistas han sido ajenos al pésimo teatro con el que nos han
pretendido entretener pero, todos ellos, unos con más motivo que
otros, deben ser conscientes del grado de cabreo generalizado que
siente la población. Los cuatro grandes (PSOE,PP,C´s y UP), por su
parte, nos darán la murga con numerosos y variopintos argumentos
sobre el papel que han jugado en el vodevil de los últimos meses e
intentando endosar la culpabilidad al partido ajeno pero mucho me
temo que…
Pues
bien, yo, humilde juntaletras e insistencialista impenitente de la
cuestión agraria, quisiera trasladarles, a usted querido lector pero
también a estos politicuchos, la honda preocupación que me ha
causado la lectura de un informe ministerial (¿seguirá en su cargo
el plano ministro, Miguel Planas?) sobre el que trabajan el propio
MAPA, las Comunidades Autónomas y las
Organizaciones agrarias y Cooperativas, en un proceso de análisis
de los diferentes objetivos fijados como prioritarios en la nueva
PAC. Por cierto que, como es lógico, el primero de los objetivos es
“Asegurar una renta viable y la resiliencia de las explotaciones
agrícolas en todo el territorio de la UE para mejorar la seguridad
alimentaria”, casi nada.
Me
adentro en la letra pequeña y comienzo a sentir retorcijones de
estómago al comprobar dos datos, ciertamente reveladores y que
explican, sustancialmente, la situación del colectivo de productores
agrarios y por extensión, la falta de relevo generacional en el
campo. Primero, la renta de trabajo agrario (RTA) de los titulares de
las explotaciones agrarias es el 71% del salario medio de la
economía. Ósea, el salario medio de los agricultores es
aproximadamente un 30% menor que al salario medio del conjunto de la
población. Segundo, la Renta del Trabajo del Agricultor sin ayudas
(RTASA) es, agárrense a la silla, el 35% del salario medio del
conjunto de la población y el resto de sus ingresos proviene de las
ayudas directas integradas en la archiconocida PAC y cuyos fondos
provienen de la vilipendiada Unión Europea.
El
panorama que nos dibujan estos datos y otros muchos recogidos en el
informe ministerial nos presentan un panorama muy serio para los
actuales agricultores pero no es menos cierto que apuntan a un futuro
descorazonador para todos aquellos jóvenes que quieran incorporarse
a la actividad.
Termino.
No quisiera ser alarmista, pero vistos los dramáticos datos que se
apuntan en dicho informe, señores políticos, ¿todavía les quedan
ganas de jugar como niños a echarse las culpas de la repetición
electoral o van a hablarnos de cómo solucionar los verdaderos
problemas de la gente?
Xabier
Iraola Agirrezabala
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