Respeto, ni más ni menos
La semana pasada terminó con una
triste noticia como es la muerte de Félix Ormazabal, alavés, dirigente
nacionalista y primer consejero de Agricultura del Gobierno Vasco que destacó
en su larga trayectoria política por su humanismo y por su fuerte apego al
mundo rural y agrario por el que trabajó denodadamente y en el que impulsó
diferentes medidas y estructuras que, una vez transcurridas varias décadas, han
resultado vitales para su desarrollo. Personalmente no me tocó tratar directamente
con él, pero, a lo largo de los años, he sido consciente que, aún habiendo
dejado su responsabilidad institucional, el mundo rural ha tenido un fiel aliado
en la persona de Félix.
Como se diría coloquialmente, ha
muerto uno de los nuestros, y desde el punto de vista sectorial, además del innegable
punto de vista humano, es una noticia que nos apena porque hay que reconocer
que, un momento tan delicado, tanto en lo económico como en lo social, con
tantos interrogantes sobrevolando la actividad primaria y tantos colectivos
poniendo en solfa los modos de producción, no es que andemos, precisamente,
sobrados de aliados.
Precisamente, cuando utilizo la
expresión “uno de los nuestros”, lo hago por que es una terminología que he
escuchado más de una vez en reuniones con responsables de alguna cadena de
distribución que, cuando hacen referencia a sus proveedores, utilizan, con una
inquietante parsimonia, sin pestañear, el término de “mis baserritarras”. Un término,
lo reconozco, que me duele y apena por que ese sentido patrimonial que destilan
estas palabras de la distribución da cuenta de la relación de fuerzas que se dan
en el día a día de las negociaciones y del injusto desequilibrio que alberga la
actual cadena alimentaria.
Como decía el sentido patrimonial
y el trato paternalista de dicha terminología refleja a las claras un intento
de estructuración vertical de la cadena donde el vértice en la cúspide impone
su tesis al resto de los eslabones. Incluso, me atrevería a decir que ellos
mismos, erróneamente a mi entender, piensan que son ellos los que estructuran
el sector productor con sus directrices y sus compras. Ahora bien, cuando desde
la parte productora les espetan a la cara que la distribución es la que tiene
la sartén de la cadena alimentaria por el mango, ellos se revuelven y niegan la
mayor, diciendo que ellos son un eslabón más de la cadena y que en el día a
día, trabajan en pro de un trabajo en común entre los diferentes eslabones.
Mis reflexiones sobre el papel de
la distribución, ocurrencias que dirán algunos, coinciden con la publicación
del Ranking 2021 elaborado por la consultora Kantar Worldpanel que recoge la
cuota de mercado de las diferentes cadenas de supermercados que, décima arriba
décima abajo, afianza las hasta ahora posiciones de cada una de las cadenas y
así, el líder, Mercadona ha subido un 0,1 hasta el 24,8%, una décima por debajo
de antes de la pandemia pero, aún así, a años luz del resto de cadenas que son
Carrefour, la segunda, con un 9% y Lidl, la tercera, con un 6,7%. Por otra parte,
no conviene olvidar, tal y como recoge el mismo informe, que la marca de
distribución, la marca blanca, sube cuota de mercado y ya estamos en el 39,7%. Ósea,
resumiendo, el líder Mercadona capta uno de cada cuatro euros de los
consumidores del Estado y la marca blanca supone cuatro de cada diez opciones
de compra. Para que luego digan, unos y otros, que ellos no tienen la sartén
por el mango.
Por cierto, la fuerza de la
distribución, la asfixia que aplica a los productores y el desequilibrio de la
cadena alimentaria han sido la principal reivindicación del conjunto de
organizaciones agrarias de Euskal Herria, Comunidad Autónoma Vasca y Navarra,
que ha celebrado su última movilización este viernes en el centro de Bilbao con
unos doscientos baserritarras que han acudido a las puertas del majestuoso
Teatro Arriaga, de forma unitaria y con el respaldo de todas las asociaciones
de todos los subsectores agrarios, ganaderos y forestales, a reclamar una
rápida aplicación de la Ley de Cadena Alimentaria, respeto social para su forma de trabajar la tierra,
el ganado y las masas forestales y un mayor respaldo y apoyo por parte de las
instituciones, especialmente, de la institución máxima del Territorio Foral que
es la Diputación Foral de Bizkaia que, en estos últimos años, al parecer, ha
descuidado su atención al sector primario y a su gente.
El respaldo, muchas veces se mide
en términos de presupuesto, en este caso algo incontestable, y aunque me consta
que algo de eso hay, creo que cuando el sector productor revindica una mayor
consideración se refiere a algo más que lo meramente presupuestario y que se
requiere situar al sector primario y al mundo rural entre las prioridades
políticas frente a tanta política de relumbrón.
En definitiva, respeto.
Xabier Iraola Agirrezabala
Comentarios