Entradas

La matraca de la soberanía alimentaria

Imagen
E stos días viajé hasta Madrid en un interminable  tour  ferroviario de hasta siete horas por tierras castellanas donde, además de disfrutar con la lectura de  Zu , de Anjel Lertxundi (libro que les recomiendo), pude ir observando lo encharcadas que están las fincas de cereal por las abundantes lluvias de las últimas semanas. Decían los palentinos, con los que intercambié algunas palabras en el receso de la reunión de trabajo, que la cosa apunta bien y que de seguir así, tendrán una buena cosecha. No obstante, la experiencia les demuestra que hasta el mismo día de la cosecha no se puede cantar victoria porque en un sector primario dependiente, en gran parte al menos, de la voluntad del de “arriba”, la cosecha se puede perder en unas pocas horas. En esa misma reunión también había representantes navarros a los que tanteé sobre el aterrizaje de las nuevas autoridades agrarias del Viejo Reyno y, haciendo una interpretación de sus palabras, siempre correctas y diplomáticas, creo que

Los irresponsables de Panamá

Imagen
Con el estomago encogido anda la gente verdaderamente rica por si su nombre aparece en los papeles de Panamá o lo que es peor, por si su nombre salta a la palestra mediática como defraudador o tramposo fiscal. Los asquerosamente ricos cruzaron el charco y abrieron una empresa pantalla para que los no tan ricos no alcancemos a ver lo que hay detrás de esa dichosa pantalla. No quieren que sepamos lo que tienen porque, en muchos de los casos, el origen de dichos fondos, aparte de los privilegiados que heredan lo que el común de los mortales no hereda, debe ser, cuando menos, dudoso. “ Si no apareces en los panamá papers, no eres nadie” me dice una amiga y yo me quedo cabizbajo y triste al comprobar que ni aparezco en dichos listados ni ninguno de mis familiares, amigos y baserritarras (por mucho que pertenezcan a la asociación de terratenientes vascos) con los que alterno tampoco aparecen en los mismos. Una pena, la verdad. Personalmente, ironías aparte, estimo que este es

Los ojos chiribitas

Imagen
El rumor que circulaba estos últimos meses por cuadras, queserías y montañas de nuestra tierra se ha confirmado al publicarse, en prensa especializada en la industria agroalimentaria, que la quesera Aldanondo de Salvatierra ha sido adquirida por la cooperativa navarra Saiona. Mejor dicho, debiera matizar que la compra se limita a la división industrial de Aldanondo, reservándose la familia, hasta ahora única propietaria, el negocio de la división logística. Nada más arrancar con la megaplanta quesera de Salvatierra y atisbándose los nubarrones que venían, una persona muy cercana a la familia, me comentó que Aldanondo debía haberse limitado a su tarea logística originaria, comprar queso a los pastores en la montaña y bajarlo a la ciudad distribuyéndolo eficazmente por tiendas y demás establecimientos, sin entrar en la faceta productiva, producción de queso, cuestión en la que, según su opinión. no era especialista. “Una vez visto, todo el mundo es listo” dice el

El poder está en tus manos

Imagen
La gente, palabrita que se ha puesto de moda últimamente en el ámbito político con Iglesias reclamando un gobierno para la gente e incluso con Otegi que la utilizó en su discurso del Velódromo para referirse al pueblo o ciudadanía, ha llegado al mundo de la publicidad a través de una empresa que, queriendo aprovecharse de la ola, se anuncia en televisión como “el jabón de la gente”. La utilización de este término, entiendo que, es una estrategia para lograr la complicidad de la mayoría de la población, lo que antes se llamaba el “pópulo”, frente a los inconfensables intereses que alberga una minoría de la población a la que ahora, denominan o denominamos, la casta. Pues bien, mientras la gente se harta en decir que este país va “de culo, cuesta abajo y sin freno” y que, mientras los políticos se enzarzan en peleas inútiles, el pueblo tiene el bolsillo exhausto, la realidad es que los pocos “autóctonos” que nos hemos quedado esta Semana Santa cuidando el pueblo, en mi cas

Tiritas para la hemorragia láctea

Imagen
Termino la semana ciertamente soliviantado ante la noticia de que el ayuntamiento de Barcelona se declara “ciudad Vega-friendly”, osea, ciudad amiga de la cultura vegetariana y vegana. Desconozco si previamente la ciudad olímpica por excelencia se declaró amiga de la cultura del pan, de los huevos, carne, leche o butifarra, por llevarlo al campo catalán pero mucho me temo que será que no y que, Barcelona, una vez más, se suma al supuesto carro de la modernidad aprobando una ampulosa y llamativa declaración en pro del movimiento vegetariano aún habiendo destruido en su zona metropolitana, durante décadas, cientos o miles de hectáreas cultivables para destinarlos a la burbuja inmobiliaria. En resúmen, primero destruyo todas las huertas y terrenos cultivables y ahora, a la postre, me declaro, porque soy guay del paraguay, ciudad vega-friendly. Yo, por mi parte, como cada vez disfruto más de las menestras que prepara mi suegra, también me voy a declarar vega-friendly. Ad

Ernesto me quiere llevar al huerto

Imagen
Mi vecina Alejandra, gallega de pura cepa, trabajó la huerta hasta bien cumplidos los 80 años y con una disciplina digna de todo elogio, se tiraba casi toda la mañana, desde bien temprano, para sacar adelante su huerta de aproximadamente unos 1.000 metros cuadrados. La labor diaria de esta vecina que, además, sacó adelante los trabajos domésticos de una familia de 3 hijos, se repetía día sí y día también, lloviese o calentase de lo lindo y fruto de ello, además del rendimiento económico, tenía una huerta que era (aún sigue siéndolo con su hija Lola) la envidia de los vecinos puesto que estaba mucho más limpia y bonita que, incluso, alguna casa. Por ello, no me extrañó en su momento, cuando el Gobierno Vasco tramitaba una normativa sobre el Paisaje, que en el documento oficial se recogiese una mención expresa sobre el perjuicio al paisaje de las huertas “clandestinas” que se ubicaban en las orillas de carreteras, autopistas, vías de tren o riberas fluviales y sobre el efe

Puerta a Puerta

Imagen
“Yo soy católico, apostólico y románico” (en vez de decir “romano”) fue la frasecita que disparó mi padre hace muchos años a un par de testigos de Jehová que nos daban la murga todos los sábados, siempre a la misma hora, a la 1 de la tarde, que en mi casa era la sagrada hora de comer. Esta anécdota me hizo pensar en lo profundo de sus convicciones religiosas que les impulsa a patear pueblos y calles intentando convencer a los incrédulos o intentando reorientar a los pocos católicos que incautamente abren la puerta de su domicilio. No voy a entrar en la leyenda urbana de si son secta, que si les pagan por cada libreto que endosan, etc. La cuestión es que tiene un mérito del carajo ir, puerta a puerta, intentando exponer y convencernos de “su buena nueva”. Utilizo esta anécdota a modo de introducción para ilustrales lo que he sentido multitud de veces cuando, en función de mi responsabilidad en la organización agraria ENBA de Gipuzkoa en la que trabajo, he acudido a