Tiritas para la hemorragia láctea
Termino
la semana ciertamente soliviantado ante la noticia de que el
ayuntamiento de Barcelona se declara “ciudad Vega-friendly”,
osea, ciudad amiga de la cultura vegetariana y vegana. Desconozco si
previamente la ciudad olímpica por excelencia se declaró amiga de
la cultura del pan, de los huevos, carne, leche o butifarra, por
llevarlo al campo catalán pero mucho me temo que será que no y que,
Barcelona, una vez más, se suma al supuesto carro de la modernidad
aprobando una ampulosa y llamativa declaración en pro del movimiento
vegetariano aún habiendo destruido en su zona metropolitana, durante
décadas, cientos o miles de hectáreas cultivables para destinarlos
a la burbuja inmobiliaria. En resúmen, primero destruyo todas las
huertas y terrenos cultivables y ahora, a la postre, me declaro,
porque soy guay del paraguay, ciudad vega-friendly. Yo, por mi parte,
como cada vez disfruto más de las menestras que prepara mi suegra,
también me voy a declarar vega-friendly.
Además,
para más INRI, esta noticia me llega cuando justo comenzaba a
escribir sobre el descenso en el consumo de leche de vaca y sobre la
incidencia que tiene la opinión de animalistas y de algunos médicos
que fijan en la leche el origen de todos los males que venimos
sufriendo los humanos. Da lo mismo el motivo por el que acudas al
médico, te duelan las tripas, te preocupe la regularidad de ir al
baño (mejor dicho, la falta de regularidad), las disgestiones
pesadas, el acné, etc. la respuesta siempre es la mism,a deja de
consumir leche de vaca y si te pasas a las bebidas de soja, almendras
o arroz, mejor que mejor.
Incluso
hay opinadores tan “simpáticos” como el seudoescritor Fernado
Sánchez Drago que llega a afirmar que la leche es veneno y que el
ser humano es el único mamífero que sigue bebiendo la leche tras
haber finalizado la lactancia pero lo que a este especialista del
porro se le olvida decir es que el ser humano, también es el único
mamífero que lee libros, por muy malos que éstos sean, como es el
caso de los suyos. ¡Osea, ya vale de txotxoladas!.
Como
decía antes, esta semana pretendía referirme a una de las causas de
la bajada en el consumo de leche de vaca porque en estas últimos
meses el sector lácteo europeo y por presión de ellos, por
extensión, la clase política europea anda revolucionada ante el
exceso de producción y las catastróficas consecuencias que ello
tiene en la rentabilidad del conjunto de la cadena, pero muy
especialmente, en la rentabilidad de los ganaderos.
Quizás
en Euskadi no seamos conscientes de la que está cayendo a nuestro
alrededor pero tengan bien presente que no es porque seamos más
guapos, ¡que también!, si no por ...
el trabajo y sacrificio de
nuestros ganaderos que durante muchos años han trabajado, con rigor
y estrategia de futuro, aportando parte de su precio a una
cooperativa, KAIKU, que ha logrado impulsar una industria como
IPARLAT donde es el socio mayoritario, una marca señera como KAIKU
donde también es socia, aunque no mayoritaria, y un acuerdo estable
y tranquilizador con la distribuidora MERCADONA. Com decía, frente a
nuestra relativa calma, el patio de nuestros vecinos, miremos para
donde miremos, anda muy revuelto y muestra de ello son ejemplos como
las explotaciones gallegas abandonadas por RIO, las
castellanoleoneses estrujados por Ornua (suministradora de Telepizza
con capital irlandés) o el cierre de la empresa vallisoletana LAUKI
(de capital francés).
Como
recordarán de anteriores artículos, los responsables comunitarios,
haciendo caso a las consultoras pero haciendo caso omiso a las
organizaciones ganaderas, desmantelaron las cuotas lácteas e
incitaron a producir cegados por el maná chino y ahora que, los
dichosos chinos, se niegan a beber más leche, tenemos lo que
tenemos, leche hasta por las alcantarillas.
Recientemente,
el pasado 14 de marzo, estos mismos señores que hace un par de años
desmantelaron las cuotas como sistema de control de la producción,
reunidos en el Consejo de Ministros de Agricultura tuvieron que
aprobar, quizás por la presión franco-germana, un timorato sistema
de regulación de la producción láctea, en base al artículo 222 de
la OCM, donde se prevé una regulación voluntaria y con carácter
temporal, se habla de unos 6 meses, en la que se posibilitará que
las organizaciones de productores, interprofesionales, cooperativas o
industrias lácteas alcancen acuerdos para disminuir la producción
con el objetivo último de aliviar la presión que el exceso de
oferta supone sobre el precio final que perciben los ganaderos.
Sé
lo que estan pensando y tienen más razón que un santo,primero,
eliminar el control de la producción, segundo, animar a los
ganaderos a que incrementen la producción, tercero retorcer a la
baja al ganadero por exceso de leche en el mercado, cuarto, abandonar
rutas de recogida “nacionales” pero seguir importando leche
extranjera y quinto, abrir la puerta a que las administraciones curen
la hemorragia con ayudas a modo de tiritas.
Y
todo ello, en un estado español que importa un tercio de toda la
leche que consume. ¿Alguién entiende algo?
Xabier
Iraola Agirrezabala
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