De Europa a Bidania-Goiatz, ¡y tiro porque me toca!
La
reciente y felizmente finiquitada campaña electoral europea me ha
dejado algunas conclusiones que quiero comentar con mis habituales
sufridores. En primer lugar, como dije en un artículo anterior, un
buen ministro no tiene porqué ser un buen candidato y a los hechos
me remito, puesto que la verborrea de Cañete en un tema tan delicado
como es la igualdad, le ha hecho ser uno de los temas estrella de la
campaña, por cierto, una campaña ya de por sí bastante complicada
para el PP dada la penosa situación económica que vive el país.
Así,
el que iba en un previsible paseo triunfante de ministro a
europarlamentario para posteriormente llegar a ser comisario de
alguna cartera más “importante” que la de Agricultura, ha
acabado dándose un batacazo electoral (sólo amortiguado por la
comparación con el hundimiento socialista) que lo ha dejado, vistos
los pocos diputados que el PP español aporta al PP europeo, sin
apenas posibilidades de ser comisario. En fin, ya iremos viendo cómo
acaba el culebrón de Cañete.
Creo
que lo escribí anteriormente, Cañete ha sido un buen ministro de
Agricultura con una locuacidad y verborrea excesiva que entre sus
cualidades no figura la humildad y creo que el follón del debate
televisivo y sus afirmaciones sobre su superioridad frente a Elena
Valenciano, son un buen ejemplo de ello. ¡Por ir de sobrao!.
En
segundo lugar quisiera destacar que estas elecciones europeas
minusvaloradas por todos, empezando por los ciudadanos y llegando a
periodistas, analistas y partidos políticos, han sido un auténtico
terremoto de consecuencias, todavía, desconocidas. Ahora bien,
mientras las elecciones eran europeas, las consecuencias han llegado
en clave estatal y así, los socialistas españoles andan con
abandonos y dimisiones en cascada y en el país galo, los facciosos
del FN han desbancado tanto a la derecha opositora como al socialismo
gobernante y dejado al establishment oficial en estado de shock.
Euskadi,
finalmente, cuenta con más eurodiputados que nunca ya que a los
anteriores Izaskun Bilbao (EAJ-PNV), Eider Gardiazabal (PSE-PSOE) y
el navarro Pablo Zalba (PP) hay que sumarles tanto Josu Juaristi
(EHBILDU) como Ramón Jauregi (PSE-PSOE), Maite Pagazaurtundua y
Fernando Maura (UpyD) mientras que, por el contraio, queda fuera
Carlos Iturgaitz (PP). Confiemos que este numeroso grupo de
representantes sean, además de representantes de sus formaciones,
verdaderos representantes de sus votantes y en especial, de los
numerosos baserritarras y habitantes del mundo rural vasco que se
ven, directamente, afectados por la legislación europea.
Hablando
del medio rural vasco no puedo, ni debo, pasar por alto un gran
acontecimiento social que se celebra el próximo domingo 8 de Junio
en Bidania-Goiatz como es la fiesta anual de las escuelas rurales,
eskola txikiak.
Recuerdo
que mi padre, nacido en el caserío Usarraga-Berri de Bidania (él
dice que es de Bidania y no del hasta ahora Bidegoian) solía contar
cómo de niño acudían a clase al pórtico de la Iglesia el barrio
de Santa Marina del municipio vecino de Albiztur y que fue allí
precisamente donde tuvieron conocimiento del comienzo de la guerra
civil, motivo por el que fueron rápidamente enviados de vuelta a
casa. Posteriormente, también estuvo en el internado del municipio
navarro de Oronoz.
Pues
bien, estas épocas pasadas han sido felizmente superadas y ahora
nos encontramos con unos municipios rurales que, con todos sus
problemas de supervivencia, pretenden mantener abiertas las puertas
de sus centros escolares, un centro por municipio, puesto que la
historia nos ha demostrado que un pueblo sin niños es algo parecido
a un jardín sin flores e irremediablemente, abocado a su extinción.
Por
ello, el movimiento de las escuelas rurales, conocido como las
“Eskola Txikiak” merece todo nuestro respaldo, apoyo y
reconocimiento en una sociedad como la vasca acostumbrada a
megaproyectos y megaacontecimientos puesto que al luchar por sus
escuelas, sus niños y sus instalaciones están peleando por asegurar
los cimientos del futuro de sus pueblos.
Imagínense
que en su localidad desaparecen por cuatro días todos los niños y
comprobarán el vacío que queda en el seno de sus familias y de sus
calles. Un vacío ensordecedor e angustioso puesto que los niños son
vida y son, cayendo en un manido tópico, la sangre que fluye en las
calles, verdaderas arterias de nuestra vida municipal.
Detrás
de cada centro escolar, en este caso “eskola txikia”, hay niños,
familias, una asociación de padres-madres que se implica en la vida
local y un pueblo que vibra por ello, desde el conjunto de la
sociedad y muy especialmente, desde los responsables políticos que
se encuentran al frente de las instituciones, deben apoyarse todo
este tipo de movimientos que buscan asegurar los servicios básicos
de estos municipios.
Apoyémosles.
El domingo, Bidania-Goiatz es un excelente plan de ocio “solidario”.
Xabier
Iraola Agirrezabala
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