La batalla del pienso




Escribí recientemente sobre la importancia de los gastos de alimentación en la cuenta de explotación de nuestras ganaderías. Más en unas que otras, en unos subsectores más que en otros pero, con carácter general, la alimentación es un gasto fundamental que todos los ganaderos deben tener en cuenta si quieren cuadrar sus cuentas el día de San Silvestre.

Frecuentemente salen a la palestra los ganaderos denunciando el alto coste del pienso y el juego sucio de las fábricas de pienso que trasladan inmediatamente al precio del pienso las subidas de las materias primas en los mercados internacionales o en la lonja portuaria mientras que en el caso contrario, en el caso de bajada de precios de las materias primas, suelen demorar dicho ajuste a la baja alegando que ellos ya tenían adquirida con anterioridad la materia a precios superiores. Nada nuevo bajo el sol si recordamos lo que suele ocurrir con el precio de la gasolina fijado por las empresas del ramo y su correspondencia con los altibajos que sufre el petróleo.

Igualmente, ante un continuado e imparable descenso en el número de explotaciones ganaderas, suele ser bastante frecuente escuchar en corrillos sectoriales que ha llegado el momento de que el número de fábricas de pienso se reduzca en el mismo porcentaje y que si eso no ocurre, es por un tácito acuerdo de no agresión entre las empresas lo que les permite ir, a duras penas, sobreviviendo.

Pues bien parece que la cuestión a la palestra puesto que al runrun sectorial se le suma ahora, según la información que publica el servicio ZABALIK del Parlamento Vasco, la respuesta gubernamental a la pregunta parlamentaria presentada por la ex-vicelehendakari socialista, Idoia Mendia quien en un escrito firmado el 14 de abril de 2014 solicitó al ejecutivo “una copia del estudio de integración de medios de producción de pienso de la CAV”.

Según recoge el estudio, la bajada de cabezas de ganado en todas las especies pero muy especialmente en el ganado bovino, de 132.000 cabezas en 1999 a 101.000 en 2009, ha conllevado al sector fabricador de pienso a reorientar su mirada al exterior y fruto de ello tenemos que en el último trimestre del 2013, las exportaciones de pienso superaban en un 21% el nivel de importaciones.

El mercado interno decreciente, la volatilidad de los precios de las materias primas (en el periodo 2010-2012 los precios medios de las materias primas se han incrementado en un 75%), el escaso tamaño de cada una de las empresas ante los grandes interlocutores a los que adquieren la materia prima, las venta de pienso sin IVA y el exiguo margen de actuación ante unos ganaderos que están con la lengua fuera, hace que la producción haya descendido casi un 12% en el periodo 2006-2011 y que las fábricas se enfrenten a un escenario de incertidumbre donde el quedarse quieto en el status actual puede suponer un acicate para un rápido fallecimiento.


En esta tesitura, el ejecutivo vasco ha impulsado una reflexión del conjunto de fábricas de pienso y si bien, en un primer momento, son únicamente cinco las fábricas interesadas en avanzar en un esecenario de trabajo conjunto, ello no es óbice para que en un futuro próximo el resto puedan reengancharse.

Las 5 empresas interesadas (Miba de Markina, Piensos del Norte de Mungia, Guvac de Karrantza, Ineko de Itziar y Arbel de Aramaio) concentran el 44% del mercado y entre ellas destacan el peso de las dos primeras siendo sobre éstas empresas donde pivotan los escenarios de futuro previstos por la consultora de turno que plantea tres escenarios que van desde la unión manteniendo los centros de producción de Markina, Mungia e Itziar hasta el primer escenario que supone la concentración de la producción en la planta de Mungia que destaca por su ubicación, modernidad y por su saneada situación financiera.

Veremos en que acaba la cuestión puesto que con el tiempo habrá que estar atentos a dos cuestiones, comprobar cuál es la apuesta de LABORAL KUTXA (propietaria de la planta de Mungia, uno de los reflejos de la tradicional apuesta agraria de Ipar Kutxa, pero con importantes lazos económicos y afectivos con la cooperativa de Markina) y en qué se materializa la apuesta por Itziar, reconstruyéndose tras el incendio que devastó sus instalaciones, de la cooperativa láctea KAIKU que trabaja con dicha cooperativa (reforzándola al mismo tiempo) para que le suministre a makila el pienso que, al menos teóricamente, le demandarán sus socios. O no.

Estas dos claves son, en mi opinión, las que dilucidarán el futuro de este proceso de integración o reordenación del tejido productivo de pienso si bien no cabe desechar el final más habitual que es que la cuestión se enfríe, que cada fábrica siga por sus derroteros y que, una vez más, el único que gane en la contienda, sea la consultora que, si o sí, sea el resultado que sea, cobrará sus honorarios.

Xabier Iraola Agirrezabala

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