Mercadona ya está aquí
La apertura del primer centro comercial de Mercadona ha desatado la
locura colectiva en Gasteiz y sus alrededores y de aquí en adelante,
los numerosos vascos que iban a los centros de Miranda, Jaca y ahora,
Nafarroa, tendrán la posibilidad de hacer sus compras, como quien
dice, al lado de casa.
El día de la inauguración participaron diferentes autoridades,
tanto locales como autonómicas y en representación de la firma
valenciana estuvo Patricia Cortizas, la directora de relaciones
externas para esta zona que, además de ser eficiente en su trabajo,
tiene una sensibilidad especial para el sector primario puesto que su
entorno familiar está enraizado en la campiña gallega.
Todos los medios, algunos con más ímpetu que otros, han cubierto
fantásticamente la inauguración y si bien nadie ha visto, ni verá,
publicidad alguna sobre las ofertas de Mercadona (es una de las
reglas de la casa), si entran en Google observarán que todos los
medios han coincidido en destacar las colas que se generaron, la
expectativa que había entre los consumidores y para ilustrar con
algún detalle simpático, se recogió que incluso el alcalde Maroto
practicó el deporte de “deliplusear” al comprar un frasco de
aceite de rosa mosqueta para untarse en su herida.
Si bien Mercadona no hace publicidad de sus productos ni de sus
ofertas, no por ello tenemos que creernos que están parados de
brazos cruzados y por ello, debemos conocer que su estrategia
publicitaria está orientada a un tipo de marketing corporativo que
busca la excelencia de su imagen de marca más allá de la imagen que
tengan algunos de sus productos o sus ofertas puntuales; es decir, a
su presidente, Juan Roig, le interesa más que los clientes tengan
una buena imagen de su firma, una opinión positiva del conjunto de
la enseña valenciana, frente a la imagen particular que tengamos de
algunos productos o facetas de su acción comercial.
Para ello, bien directamente bien indirectamente, Roig traslada
mensajes positivos sobre la creación de empleo, sobre los montantes
de compras en cada una de las comunidades donde se asienta, los
compromisos firmados con empresas agroalimentarias, sobre la
evolución de los sueldos de sus empleados o como la prensa recogía
no hace mucho, la incidencia beneficiosa que cada apertura tenía en
el tejido comercial de su entorno. Obviamente, trabajan para que los
medios ignoren, aminoren u olviden ciertas noticias perjudiciales
para su interés como fue, en su momento, las noticias sobre
donaciones del señor Juan Roig a las campañas electorales del PP.
La apertura de este centro vitoriano será complementada con otros
cuantos centros cuya apertura será magníficamente divulgada por los
altavoces mediáticos hasta alcanzar los 25 centros en la Comunidad
Autónoma Vasca en el plazo de 6 años y todo ello, en un momento de
contracción del consumo, tanto en volumen como en valor, puesto que
las carteras de cada uno de nosotros están como están.
Llama la atención que, precisamente, en este momento de contracción
del consumo se dé una efervescencia comercial con la continua
apertura de centros comerciales por parte de las diferentes firmas y
así, mientras EROSKI lleva una doble estrategia asentada en la
reorientación de sus actuales centros hacia el modelo ZUREKIN (más
alimentación, más surtido, más producto local, etc.) y en la
apertura de pequeñas tiendas bajo el modelo de franquicia; BM sigue
expandiéndose como la mancha de aceite a lo largo y ancho de Euskadi
y territorios limítrofes y la firma francesa CARREFOUR también abre
nuevos centros, tanto directamente (próximamente abrirá Tolosa)
como indirectamente, con pequeñas tiendas bajo la enseña Carrefour
Express. Algo similar ocurre con otras firmas como DIA, LIDL, etc.
que, a la chita callando, van comiéndose un buen trozo de tarta.
Osea, cuando menos consume la gente, cuando el valor de la compra
baja dado que los consumidores optamos por la opción más económica,
las firmas han decidido ampliar su oferta comercial y optando por
formatos de centros más reducidos, ubicados en pleno barrio o en los
accesos inmediatos de los municipios y de paso, olvidándose de
estrategias anteriores basadas en grandes centros o galerías
comerciales que han resultado un fiasco puesto que lo que, en
principio, era una operación inmobiliaria acabó siendo una pesada
losa al cuello, particularmente, en el caso de la cadena
elorriotarra.
Como podrán imaginar, si las cadenas de distribución aumentan el
número de centros, si los van adaptando al formato súper reduciendo
el número de metros cuadrados, si los van ubicando en el corazón de
nuestros pueblos y ciudades, etc. mucho me temo que, el gran
perjudicado será el comercio tradicional que por sus limitaciones de
mano de obra, principalmente familiar, y sus limitaciones financieras
se verán abocados bien a cerrar bien a ponerse las pilas, adaptarse
a los nuevos tiempos y nuevas demandas de los cliente.
Confiemos en que sea lo segundo.
Xabier Iraola Agirrezabala
NOTA: Dado que la semana pasada hablé sobre la incoherencia
de los consumidores, hoy quiero trasladar la incoherencia en que
incurren muchos guipuzcoanos y que me ha planteado un lector
habitual. Mientras un guipuzcoano de las comarcas del interior, fruto
del ahorro y esfuerzo, que se compra su segunda residencia en algunos
municipios costeros, gobernados por la izquierda abertzale, puede
verse penalizado con un recargo de hasta el 150% en su IBI
(contribución urbana), numerosos guipuzcoanos, muchos de ellos de
la izquierda abertzale, compran su segunda residencia en Jaca u otros
municipios oscenses, y ,además de fomentar empleo y riqueza en el
exterior, la disfrutan si verse penalizados por ese recargo que ellos
impulsan para otros en nuestro territorio.
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