Un vaso es un vaso y un queso es un queso



La capitalidad cultural europea de Donostia es el mejor de los marcos en el que ubicar la celebración en nuestro país de un concurso internacional tan prestigioso como el World Cheese Awards, allá por el mes de noviembre, donde se reunirán unas 12.000 personas entre productores, prensa especializada, empresarios, comerciantes, etc y donde los guipuzcoanos de la base tendremos una fenomenal excusa para ponernos morados con los mejores quesos del mundo mundial.

No tengo ni repajolera idea de lo que quieren hacer en este Donostia 2016 por lo que mucho me temo, conociendo lo triperos que somos en este país, que este concurso quesero y sus catas-banquetes-ferias paralelas serán, seguramente, uno de los eventos más concurridos y populares del año en cuestión.

Este evento, que se celebrará en el Basque Culinary Center (casa del siempre vivo Joxemari Aizega) supondrá un inmejorable escaparate para nuestro país en conjunto pero no es menos cierto que serán su gastronomía, su sector productor, sus productos y por extensión el mundo rural vasco los principales puntos de atención para estos visitantes que deberemos estrujar, en el buen sentido de la palabra, para sacar el mejor rendimiento a este evento tan importante.

Vaya por delante mi reconocimiento público para la asociación de pastores elaboradores Artzai-Gazta que ha sido el principal artífice de que este Concurso venga a Donostia y también a todos aquellos otros elementos que conforman el “ecosistema” agroalimentario vasco que han hecho posible la materialización de un sueño tan ansiado y tan esperado.

Supe de la noticia cuando me encontraba leyendo en Facebook las tribulaciones de mi admirado pastor Joseba Insausti, joven ordiziarra, autor de un magnífico queso “Otatza” que ha cosechado numerosos premios pero al mismo tiempo, uno de los pocos jóvenes que mantiene aún la costumbre de pasar todo el verano con su hacienda en la borda Esnaurreta de la sierra de Aralar y que, además de manejarse como avezado hacker con las nuevas tecnologías, es un esplendido ejemplo de la extraordinaria labor medioambiental que hacen nuestros ganaderos, única y simplemente, gestionando sus tierras para dar de comer a su ganado.

Pensando en él y en otros muchos como él, es por lo que creo que la celebración del World Cheese Awards en nuestra tierra debe ser aprovechado como un gran acto de reconocimiento a la labor que durante siglos vienen haciendo los pastores, la labor medioambiental a través del manejo de su hacienda ganadera, la gestión paisajística que desarrollan en nuestros montes y sierras, el mantenimiento, cuando no fortalecimiento, de una cultura gastronómica tan nuestra como el queso Idiazabal y la conservación de una raza autóctona como la oveja latxa frente a las constantes invitaciones a abandonarla por otras razas foráneas más productivas.

Un pastoreo tradicional, como el de Joseba, que será el principal perjudicado si la iniciativa de unos cuantas asociaciones ecologistas que respaldan una mayor protección y reintroducción del lobo en nuestra comunidad, sale adelante y logra el respaldo del Departamento de Medio Ambiente del Gobierno Vasco sin caer en la cuenta que el lobo y el pastoreo tradicional extensivo son, lisa y llanamente, incompatibles. Esperemos que nuestras autoridades gubernamentales sean lo suficientemente responsables y razonables como para no debilitar aún más la supervivencia de un sector ganadero con un horizonte algo delicado.


Por cierto, hablando de momentos delicados me ha venido a la cabeza ....




 la situación de la principal empresa quesera del país, Aldanondo, que continúa a trancas y barrancas, sin rumbo claro, sin apenas pastores que le quieran vender su leche porque son conocedores de sus tropelías anteriores y sin poder ofrecer soluciones a ese colectivo de pastores, no elaboradores de queso, que siguen produciendo leche de oveja latxa y que requieren de un proyecto industrial asentado, potente y fiable que complemente la labor que hacen los pastores elaboradores.

En el mercado, propio y externo, hay sitio para todos, para los pastores elaboradores (encuadrados principalmente en Artzai-Gazta), para pequeñas empresas queseras y para una gran empresa quesera por lo que, confiemos que, antes que tarde, se resuelva positivamente la complicada situación de esta empresa que, además, creo bien podría ser la ejecutora de algún proyecto de diversificación de la leche de vaca de este país sin que, casi toda la leche, acabe envasada en un brik que ofrece unos márgenes irrisorios.

Les tengo que reconocer que, una vez más, el artículo se me ha ido por unos derroteros bien diferentes de los previsto ya que yo quería centrar mi artículo en una frase de “gureMariano”, en un alarde de afán didáctico que le salió por la culata, que me ha dejado ojiplático como es la famosa frase de “Un vaso es un vaso y un plato es un plato” pero como no ha podido ser, como buen bertsolari que soy, no me va quedar más remedio que recurrir al “Un vaso es un vaso y un queso es un queso” para poder arreglar mi entuerto de este artículo quesero.

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