Isabelita me quiere gobernar
Mi
amigo Salbador me cuenta que conoció un anciano cura que manifestaba
su nerviosismo cada vez que la iglesia católica se disponía a
elegir nuevo Papa porque según él, sólo podían serlo dos
personas, “o él, u otro” y todo apunta a que en su dilatada
trayectoria eclesiástica, siempre ganaba “el otro”.
Pues
bien, narrada la anécdota del viejo cura, les tengo que hacer
partícipe del nerviosismo que he vivido esta última semana porque,
a semejanza del cura, yo también pensaba que sólo había dos
personas que podían ser titular del Ministerio de Agricultura, “o
yo, u otro” y una vez más, para tranquilidad de mi familia pero
para fastidio de mi ego, me ha ganado “el otro” que, nuevamente,
es Isabel García Tejerina.
Isabel,
es una vieja conocida del sector que conoce a la perfección, puesto
que además de ser asesora de dos ministros, Loyola de Palacio y
Jesús Posada, fue la mano derecha de Miguel Arias Cañete en sus dos
etapas, la primera con Aznar y la segunda con Rajoy, al que acabó de
sustituir tras su nombramiento como comisario europeo de Energía.
En
su última etapa compartida con Cañete fue cuando impulsaron dos
temas importantes como la Ley de Cadena Alimentaria con toda la
legislación colateral que conlleva la cuestión y el impulso a la
estructuración del movimiento cooperativo favoreciendo una normativa
y fondos que engrasen la fusión de diferentes cooperativas de
diferentes comunidades autónomas para así, aumentar dimensión y
poder hacer frente a los otros eslabones de la cadena alimentaria,
principalmente la distribución, que va ganando poder a marchas
forzadas.
A mi
entender estas dos cuestiones son vitales para el futuro del campo
pero mucho me temo que la próxima vez que se siente en el despacho
del Caserón de Atocha debiera atender también otras cuestiones y
entre otras, la imparable tendencia a la “integración” del
sector primario con unos agricultores y ganaderos atados, de pies y
manos, a los planes de la industria y de la distribución.
Son
cada vez más numerosos los ejemplos ....
... de empresas industriales y
distribuidoras que optan por “integrar” el conjunto de la cadena
alimentaria y buscan un sector productor, dócil, alineado a las
directrices de arriba y sin ninguna autonomía, mera mano de obra que
produce materias primas para sus industrias y se olvidan de otras
cuestiones como son el desarrollo rural, el despoblamiento rural, las
cuestiones medioambientales, laborales, etc.
En
este sentido, me parece particularmente sangrante, la noticia que
hemos conocido esta semana donde una cooperativa navarra ha decidido
impulsar, de la nada, eso sí, cerca de plantas industriales que
utilizarán su producción, una nueva megagranja lechera en tierras
sorianas, como si fuese un champiñón que surge en el páramo, que
tendrá una capacidad de ordeño de 20.000 vacas y abarcará un total
de 900 hectáreas, 150 para las instalaciones ganaderas y las
restantes 750 para la gestión de residuos.
Sé
que la llegada de una inversión de 95 millones de euros y la promesa
de 250 empleos en territorio soriano habrá facilitado la disposición
favorable de sus autoridades e incluso, por lo leído en la prensa de
por allí, ha llegado a alinear a las organizaciones agrarias más
favorables a la agricultura familiar pero, aún así, no quisiera
pasar la ocasión para reclamar la atención de Isabel, nuestra
ministra, y mostrarle los peligros que este modelo de agricultura,
megaexplotaciones industriales alejadas del modelo familiar, supone
un fuerte varapalo, si no la puntilla para un modelo de sector
primario sustentado en explotaciones de base familiar, distribuidas a
lo largo y ancho del territorio, guardianes del paisaje, fijadoras de
población en los pequeños municipios y gestores medioambientalmente
responsables para sí y para sus generaciones venideras.
Puedo
llegar a entender que una industria láctea o alguien de la
distribución piense que para sus intereses es mejor unas pocas
explotaciones, por muy megas que sean, dimensionadas desde el punto
de vista industrial, eficientes, como les gusta decir a los asesores
que pululan por el campo y bien ubicadas junto a la factoría
industrial (independientemente de que ello conlleve la
deslocalización de la producción) pero lo que no puedo llegar a
entender, y menos compartir, es que haya responsables políticos que
no tengan ni repajolera idea del sector primario que quieren (quizás,
lo que ocurre es que éste es su modelo), que no sepan mirar el
horizonte agrario con una proyección de futuro y, lo que es peor,
que no sean capaces de caer en la cuenta que en un futuro gobernado
por explotaciones como la que se quiere impulsar, sólo hay sitio
para unas 50 explotaciones en todo el estado español y para ser más
ilustrativos aún, que todas las vacas lecheras de Asturias cabrían
en 3 explotaciones o las de Galicia en apenas 18 megagranjas.
¿Es
éste tu modelo, Isabel? Yo, y creo que el conjunto del sector
productor, necesita de tu respuesta para saber, emulando la vieja
canción cubana, si Isabelita me quiere gobernar, y
yo le sigo, le sigo la corriente, o
si por el contrario, nos damos la espantá.
Xabier
Iraola Agirrezabala
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