Cristiano Ronaldo es la leche
Recordarán, queridos sufridores, que hace unos cuantos meses fueron
miles de personas las que suscribieron en la plataforma Change.org la
petición para indultar a la vaca Carmen y que no fuese sacrificada
como lo son el resto de animales afectados por la enfermedad de la
brucelosis. En su momento ya califiqué, y por lo tanto no lo voy a
volver a hacer, a estas personas que, seguramente de buena voluntad,
tratan a la vaca lechera Carmen como si fuese un animal de compañía.
Pues bien, parece ser que la ley de Murphy, aquella que decía que
todo es susceptible de empeorar, tiene numerosos seguidores y casi
todos enganchados al dichoso Change porque si no, convendrán conmigo
que, es difícil de entender que haya unas 2.200 personas que hasta
el momento hayan firmado la petición de perdonar al futbolista
Cristiano Ronaldo su deuda con Montoro, o mejor dicho, con todos los
ciudadanos de a pie.
He podido leer que el impulsor de dicha petición es una identidad
falsa especialista en generar polémicas y noticias virales pero,
quisiera aprovechar la ocasión, para llamar la atención de todas
esas empresas, sean del ramo que sean, pero muy especialmente, la
atención de las empresas agroalimentarias que recurren a personajes
famosos para impulsar sus ventas aún a sabiendas que son
especialistas en defraudar a la “Hacienda de todos” y de llevarse
su dinero a otros países o paraísos fiscales y sin caer en la
cuenta que un alimento, además de sabroso y saludable, debe ser
éticamente responsable, tanto en su producción, elaboración,
comercialización y, cómo no, en su publicidad. ¿No se acuerdan de
aquellas natillas publicitadas por un laureado motorista que se
ahorraba un pastizal al tributar, con toda su jeta y sin pestañear,
en Andorra?.
Si este país estuviese medianamente despierto opino que no habría
ninguna empresa, sea agroalimentaria, banco o de ropa deportiva que
no miraría, muy mucho, la imagen y reputación de la persona con la
que publicitariamente quiere identificarse y así, todos estos
deportistas, actores y gente del buen vivir que se pavonean por
platós y photocalls dejarían de tomarnos el pelo por doble motivo,
una por lucrarse a nuestra cuenta y en segundo lugar, por no tributar
como deben.
Dice mi admirado Jaime Izquierdo en su último libro que “el cabreo
no es un destino para quedarse a vivir” pero aún así, sin
quedarme a vivir en su seno, quisiera pensar que un poco de cabreo y
la energía que ello genera sería más que suficiente para provocar
un revolcón en estas actitudes, tanto de las figuras utilizadas como
reclamo así como de las empresas impulsoras y así, dar por
finiquitadas estas actuaciones incívicas.
El ejemplo que estas figuras públicas suponen para miles de
consumidores me reafirma en la necesidad que tiene nuestra sociedad
actual de líderes sociales, aparte de los políticos, que iluminen
nuestra trayectoria y sirvan de guía, especialmente, para las nuevas
generaciones. Los buenos líderes sociales, empresariales,
educativos, agrarios ¿porqué no?, son imprescindibles para asentar
nuestro futuro y cuando pienso en ello, me vienen a la memoria las
palabras recientes de Luis Calabozo, director general de la patronal
láctea española FENIL, quien haciendo uso de un estilo hueco y
ampuloso nos recuerda que una vez liberados del corsé de las cuotas
lácteas (¡qué ganas les tenía!), la industria láctea española
gana cuota de mercado exterior y amparándose en un cambio de
paradigma en el mercado internacional, no deja a los ganaderos más
que el recurso a la resignación ante la volatilidad imperante en
esos mercados liberalizados, quizás, no lo suficientemente para el
señor Calabozo.
No sé porqué pero escuchando sus palabras me acuerdo del fenómeno
de la gasolina que sube inmediatamente en el surtidor ante la más
mínima subida del petróleo mientras, al contrario, las bajadas del
petróleo son repercutidas con retraso en el surtidor. Pues bien,
para muchas empresas lácteas españolas, la bajada de ciertos
índices lácteos internacionales es motivo suficiente para bajar
inmediatamente el precio al ganadero mientras a la contra, siempre
hay algún pero, que impide aplicar esas alzas mundiales en nuestras
explotaciones.
Xabier Iraola Agirrezabala
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