Susurros al oído
La Comisión Europea lanzó hace ya bastantes meses una
macro-consulta popular con el objetivo de conocer la opinión de la
población europea sobre el futuro de la Política Agraria Común
(PAC) europea más allá del año 2020.
Pues bien, la Consulta Popular, cuyos resultados han sido
recientemente presentados por el comisario agrícola, el irlandés
Phil Hogan, ha cosechado un éxito enorme de convocatoria si tenemos
en cuenta las 322.900 respuestas recibidas frente a las escasas 5.700
respuestas recogidas en la anterior Consulta allá por el año 2010;
ahora bien, conociendo como vamos conociendo el paisanaje y los
paisanos del terruño, no me ha sorprendido nada saber que de esas
322.900 respuestas, la propia Comisión ha desechado unas 248.000
respuestas que fueron enviadas masivamente, en tromba, corta-pega a
mansalva, por un conglomerado de asociaciones y ONGs
conservacionistas, ecologistas o puñetas quieran calificarlas. Sí,
esas numerosas y correosas asociaciones que se refieren a las
organizaciones y asociaciones agrarias como el detestable “Lobby
agrario”, han demostrado una vez más que, ellos sí funcionan como
un lobby bien organizado y engrasado.
Si nos atenemos a las 58.000 respuestas válidas, cómo se podrán
imaginar las respuestas son tan variopintas como los propios
opinadores y así mientras para los remitentes ligados a la
producción primaria, lo verdaderamente importante es asegurar la
producción alimentaria, garantizar la equiparación de la renta
agraria con el resto de la sociedad, las normas de regulación del
mercado y por supuesto, la reducción de las cargas burocráticas que
les obliga a pasar más tiempo rellenando papeles que cuidando de la
tierra o del ganado, por la otra banda, lógico, por la banda de los
consumidores, conservacionistas, pensadores,… las prioridades van
desde las cuestiones medioambientales, la biodiversidad, la lucha
contra el cambio climático y la preservación de un mundo rural vivo
donde pervivan miles de pequeñas explotaciones.
Ya lo dice mi suegra, en una de sus lapidarias frases que suelta a
menudo y que hay que rumiar lentamente para poder captar la
profundidad de la carga, “no se puede tener, la bota llena y la
suegra borracha” (versión Santutxu del popular, “sopas y sorber,
no puede ser”) y por ello me quiero imaginar que ....
a las autoridades
políticas que deban decidir sobre la cuestión les ocurrirá algo
similar y así, en un delicado ejercicio de escapismo, bien aliñado
de justificaciones tan variadas como peregrinas, recolectarán del
amplio surtido de objetivos y argumentos recogidos en esas 58.000
respuestas para, en definitiva, hacer lo que quieran o buenamente
puedan.
Soy consciente que ya no valen fórmulas como las utilizadas en
épocas no tan lejanas donde se puso todo patas arriba y se levantó
una estructura de ayudas ininteligible para el común de los mortales
para, en definitiva, quedarse como estaban porque, a la postre, eso
era lo que algunos responsables políticos querían y por ello, sin
grandes revoluciones, pero sin quedarse encadenados a la historia
anterior, estimo que es posible mejorar notablemente la actual PAC
atendiendo prioritariamente la agricultura familiar ubicada en zonas
de montaña y en zonas con grandes dificultades para la producción,
potenciando el relevo generacional e impulsando la estructuración
del sector y su participación en el conjunto de la cadena.
Por cierto, hablando de la cadena alimentaria, no me cabe la menor
duda que el reequilibrio en el seno de la misma deberá ser una de
las máximas prioridades, si no la principal, para poder hacer frente
a la volatilidad de unos mercados cada vez más globales y
liberalizados donde la distribución, según documento de la propia
Comisión ha pasado de llevarse un 38% del valor añadido en la
cadena alimentaria en el año 1995 a un 51% en el 2011 mientras la
industria se mantiene en torno al 30% y los productores,
lamentablemente, bajan de un 31% en 1995 a un 21% en el 2011.
Sé que mis amigos Patricia y Gotzon, excelentes representantes de
dicha distribución, quizás, no estén de acuerdo con estos datos y
me susurrarán que aquí la cosa es bien diferente. Yo mientras
tanto, convivo con productores que siguen vivos con el hilillo de
oxigeno que se les concede pero al mismo tiempo, constato, que dicho
hilillo de oxigeno, aún siendo suficiente para mantener la
respiración de un adulto pausado y de escasa movilidad es,
claramente insuficiente, para alimentar la vitalidad que caracteriza
a los más jóvenes.
Xabier Iraola Agirrezabala
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