Cuestión de Tiempo




En un mundo cada vez más concienciado con el problemón del cambio climático y donde el transporte de mercancías, personas y bienes es uno de los grandes causantes del problema en cuestión, alucino en colores al ver el anuncio televisivo de una app que alardea de la sencillez (y bajo coste) con el que puedes revender prendas y/o objetos y así que unos pantalones que llevas 2 años sin ponértelos, los puedas revender a un cliente que, por ejemplo, se encuentre a las afueras de Berlín.

Algo similar me ocurre cuando en algunas ciudades observo repartidores de alimentos, platos precocinados, etc. que recorren a toda mecha las calles llevando su mercancía desde el establecimiento original hasta el domicilio particular de uno. Moteros y bicicleteros que se juegan el cuello al tener que entregar, pongamos, un tupper de ensalada porque, al parecer, el consumidor de marras no tiene tiempo para juntar unas tristes hojas de lechuga con algo de tomate y cebolla.

En uno y otro caso, quiero pensar que los consumidores serán plenamente conscientes de las consecuencias laborales de los intermediarios y medioambientales de los modos de transporte que acarrean su modo de actuar, sus hábitos de compra. Son libres de hacerlo, ¡faltaba más!, ahora bien, que nadie se lleve las manos cuando esta tendencia desreguladora se expanda a otras muchas facetas e, incluso, le afecte a uno mismo en su propio centro de trabajo.

Precisamente, es en este punto cuando quisiera recuperar un concepto que conocí recientemente, en el transcurso de un encuentro del proyecto europeo Fit4Food2030 como es la “conciliación alimentaria” para reivindicar el tiempo que debiéramos dedicar a un asunto que todos reconocemos como vital para nuestras vidas, la alimentación. Tiempo para pensar detenidamente qué tipo de alimentos y platos pensamos cocinar, tiempo para acudir al mercado, tiempo para ir de tienda en tienda en busca de lo mejor, tiempo para hacer cola en cada una de ellas, tiempo para mirar las etiquetas o informarse con el productor directamente o con el personal de la tienda, tiempo para cocinar y finalmente, lo mejor, tiempo para disfrutar comiendo y a poder ser, en buena compañía, bien sean familiares o amigos.

No quisiera pecar de ingenuo pensando que todos y cada uno de nosotros tenemos y/o nos tomamos el tiempo suficiente para cumplir con todos los pasos descritos en todos y cada uno de los 365 días del año. Soy consciente del modo de vida que casi todos llevamos y que las prisas nos aprietan para poder hacer la inmensidad de tareas que nos marcamos y hacer realidad las altas expectativas que nos fijamos. No obstante, creo que si rascamos algo de tiempo al exagerado tiempo que dedicamos a las pantallas que tanto tiempo nos requieren y tan poco beneficio nos reportan, hallaríamos fácilmente el tiempo suficiente para hacer realidad la “conciliación alimentaria”.



Como consumidores que todos somos, debemos ser plenamente conscientes de que el factor tiempo es uno de los elementos fundamentales sobre los que trabaja el conjunto de la cadena agroalimentaria y muy especialmente, el eslabón transformador que investiga cómo ganar la batalla al tiempo utilizando todo tipo de innovaciones para alargar la vida de los alimentos para llegar en perfectas condiciones al consumidor, la logística mejorando procesos para ser más rápidos y eficientes, la industria agroalimentaria que trabaja cada vez más la línea de la conveniencia (comodidad, dicho en plan finolis) del consumidor y finalmente, la distribución que se adapta constantemente en formatos, infraestructura, espacios, etc. para facilitar el acto de compra y en principio, hacérselo más placentero.

Como ve, si cada uno de nosotros no nos tomamos el tiempo requerido para el acto de alimentarnos, son otros los que se lo toman por usted y eso, lógicamente, tiene su coste para usted, consumidor final, bien en euros bien en otros factores como la salud, bienestar, coste económico, plástico, etc.

Recientemente, la consultora Kantar presentó el informe Balance y Tendencias en la Distribución y Gran Consumo 2019” que recoge un crecimiento del 1% en valor entre enero y septiembre de 2019, mientras que en términos de volumen, el mercado ha retrocedido un 0,6%. Según se constata en dicho informe, este incremento de valor por encima del volumen es común a todos los sectores, destacando los productos frescos, donde los consumidores españoles han gastado un 1,9% más que hace un año, con una demanda prácticamente estable (+0,2%).

Los productos frescos son el banderín de enganche con el que la distribución moderna, independientemente del formato en cuestión (supermercado, hipermercado, etc.), intenta atraer al nuevo consumidor y amarrar la fidelidad del consumidor habitual y muestra de ello es el importante esfuerzo que están haciendo todas las cadenas de distribución en la sección de frescos.

Algo de ello pude comprobar hace unas semanas en una visita a un supermercado, bilbaíno para más señas, de la cadena EROSKI donde observé una serie de cambios que yo califico como nueva vuelta de tuerca al concepto de tienda Zurekin que, al parecer, tanto éxito les está reportando, profundizando en un mayor y mejor trato al área de la alimentación, un mayor protagonismo al producto fresco, una mayor presencia del producto local, una atención más personalizada en secciones como carnicería, pescadería, etc. compatibilizada con un envasado diario con caducidad muy corta, una apertura al producto alimentario (de cierto nivel) para llevar y/o consumir en la misma tienda, reseña de nichos como el ecológico, intolerancias, etc.

Recorriendo los pasillos de este supermercado recordaba los numerosos encontronazos que he mantenido, en lo profesional, con algunos responsables de EROSKI pero al mismo tiempo, tengo que reconocer que estos últimos años, quizás empujados por la mayor competencia ante la expansión de MERCADONA o por la necesidad de salir de la delicada situación financiera, han encontrado, a mi entender y en lo que se refiere a la alimentación, un camino mejor tanto para ellos, para los consumidores y, porque no decirlo, para muchos de nuestros productores.

Como les decía, el tiempo es un factor vital y en el caso de EROSKI es justo reconocer que, en lo alimentario al menos, han llegado a su 50 aniversario en unas buenas condiciones. Zorionak!


Xabier Iraola Agirrezabala

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