Siempre positivo, nunca negativo
Dicen que soy un pesimista, catastrofista,
aguafiestas, amargado, refunfuñón y cascarrabias y, lamento decirles, que tienen
razón. Me achacan que sólo hablo de cuestiones negativas, de problemas y de
calamidades cuando en el día a día del campo, hay infinidad de noticias
positivas, por lo que he decidido cambiar de estrategia, pasarme al bando de
los optimistas y desterrar todo atisbo de negatividad para aferrarme a las, al
parecer, numerosas bondades que tiene y que vive el sector primario.
Como les decía, puestos a ser
positivos, les doy la primera noticia positiva de la semana. El actual ministro
de Agricultura, Pesca y Alimentación, D. Luis Planas, apodado como “Luis el
Plano” por algún juntaletras amargado que todos conocemos, ha sido confirmado
en su cargo y seguirá, por otros cuatro años más, en su ardua tarea en defensa
del sector productor, de mejorar y equilibrar, aún más, la Cadena Alimentaria que
ya de por sí funciona fantásticamente y, para mayor alegría del sector, también
han confirmado en su cargo a la siempre diligente ministra de Transición
Ecológica, D. Teresa Ribera, que tanto ha trabajado en pro de la ganadería
extensiva para lo cual propuso una mayor protección de un amigo como es el lobo.
Todo un detalle, por parte del presidente, D. Pedro Sánchez, el haber mantenido
a esta pareja de honorables representantes públicos. Ahora bien, sin querer
criticar a nadie y sin fastidiar mi tono optimista que hoy he adoptado, no me
ha parecido un detalle muy apropiado, la retirada del respaldo al hasta ahora
ministro de Consumo, D. Alberto Garzón, que era un firme defensor del sector
cárnico estatal. En fin, una pena.
Siguiendo con mi positivismo
innato, me he alegrado al leer que la compra de pescado se concentra, aún más, en
los supermercados alcanzando ya el 59% de la cuota de mercado de productos pesqueros
mientras, una pena, baja el peso de las pescaderías tradicionales de un 28% a
un 23%. Comprenderán que me alegre por la buena marcha de los más débiles, en
este y otros casos, los establecimientos de la distribución organizada que, tal
y como dicen sus portavoces, están sufriendo lo que no está escrito por unas
centésimas de cuota de mercado. No hay derecho, ya lo siento por ellos, la
distribución organizada, además del 60% en pescado, sólo comercializa el 82% de
la leche que se consume en España cuando, pobrecitos ellos, no acaban de
comprender el motivo por el que no llegan al 100%. Una injusticia, como decía
Calimero.
Continuando con este alborozo
permanente en el que vivo, y vivimos diría yo puesto que considero que la alegría
será compartida por la mayoría de la sociedad, leo que el canal de los
supermercados logra un 49,5% del volumen de compra total en el Estado,
acompañado de un 12,8% de los hipermercados que, como imaginarán, son otros de
los más débiles y de los que más están sufriendo. Me dicen que,
lamentablemente, entre ambos tienen 44,6% de la alimentación fresca, ¡caray,
por unas décimas no alcanzan el 50%!, mientras en el resto de la alimentación
sólo acumulan un 72,8%. Quiero imaginarme que nuestro ministro, D. Luis,
acudirá, raudo y veloz, a impulsar nuevas leyes y/o modificar las actuales,
como la peligrosa Ley de Cadena Alimentaria, para que así, estos establecimientos
de la distribución no sufran, como hasta ahora, los ataques que sufren por
parte de los malvados comercios tradicionales.
No acaban aquí las buenas
noticias puesto que, acabo de leer el último boletín BEHATOKIA del servicio de
estadística del Gobierno Vasco en el que, entre otras muchas cuestiones, se da
cuenta del diferencia entre los precios de origen y los de destino, es decir,
los precios percibidos en origen por los baserritarras y los precios de venta
al público (PVP) que debe abonar el consumidor final y así, fijándome en los
precios de la carne de ternera, que está en boca de todos los ganaderos,
observo que el diferencial entre los 5,32 euros/kg que percibe el ganadero y
los 15,64 euros/kg que paga el consumidor, apunta a un fantástico escenario
donde con el valor añadido generado, tanto las carnicerías y cadenas de
distribución que, según ellos, trabajan sin margen, y el resto de agentes de la
cadena (matadero, salas de despiece, frigoríficos, transporte, etc.) tienen
posibilidad de ganar dinero en este mundo cárnico tan complicado actualmente.
Creo que el precio apuntado para el ganadero es inferior a sus costes de producción,
pero, comprenderán que hoy estoy en plena euforia optimista y no es cuestión de
amargarnos.
Termino, con otra buena noticia.
Este jueves tuve el honor de comunicar durante la celebración de una magnífica
jornada, Gure Lurra – Sembrando Futuro 6, celebrada en Donostia, en la que, con
mi optimismo patológico afirmé que el sector primario tiene todo a favor puesto
que es una herramienta básica para dar soluciones a los tres grandes retos de
la sociedad moderna como son la alimentación saludable, la lucha contra la
crisis climática y la transición energética. Los productores primarios, bien
sean agricultores, ganaderos y/o forestalistas son, en mi humilde opinión,
parte de la solución para afrontar con éxito estas grandes cuestiones que tanto
preocupan y ocupan a la sociedad moderna. Ahora bien, falta un pequeño matiz
que es el siguiente, que esas actividades productivas sean rentables, pero,
como les vengo diciendo, no es momento de ponerse exquisitos y chafar este
artículo con cuestiones menores, por cierto, un artículo que me está saliendo
plenamente optimista.
En fin, ya lo saben, dado que el
sector no tiene ningún problema, como decía el famoso entrenador, siempre
positivo, nunca negativo.
Xabier Iraola Agirrezabala
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