Lo sé. No le gusta que lo llame, el plano. Pero, me reconocerán, que el ministro de Agricultura, Luis Planas, se ha ganado el calificativo, haciendo un burdo juego con su apellido, de “plano” porque, seamos realistas, en la mayoría de los asuntos trascendentales que atañen a su negociado, está ausente y en una eterna siesta. No quisiera ser injusto y cebarme con él, pero dado que él es la máxima autoridad del Estado en la materia, creo que es más necesario que nunca sacarle los colores y exigirle que esté a la altura del cargo que ostenta. Ahora bien, soy consciente que las responsabilidades, al igual que los éxitos, suelen ser compartidos y por ello, es igualmente pertinente que fije la mirada, y la plumilla, en su mano derecha, Fernando Miranda, secretario de Estado, que lleva muchos años en cargos de alta responsabilidad en el Ministerio, tanto con el PSOE como con el PP, constituyendo así, lo que algunos denominamos el aparato del Estado y otros califican como la continuida...