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Todo un profesional

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El pastelero me llamaba de joven un compañero de batallas cuando según él, era capaz de negociar, retocar y retorcer mis argumentos sobre todo aquello que él consideraba intocable, la esencia a preservar y la columna vertebral sobre la que, según su opinión, se asentaba toda nuestra filosofía. Con la edad, como se imaginarán, la cosa no ha ido a mejor, según el punto de vista de mi amigo de lucha y creo seguir siendo una persona con ideas y criterio propio pero, precisamente por eso, al estar tan seguro de lo que opino, al mismo tiempo, ello mismo me permite ser lo suficientemente flexible, tolerante y pragmático para, en la medida de lo posible, sacar adelante mis propuestas. Estos últimos días donde el país gira ante el conflicto inexistente del pin parental que nos han colado los voxeros, huyo como gato del agua de dichos conflictos virtuales para centrar mis neuronas en otros temas más reales y que me preocupan y ocupan algo más. Precisamente,  recientemente leía una

El relato

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El relato es, según mi amigo Iñaki, lo más importante en el momento de comunicar bien sea un producto, un plato o un acuerdo político. Incluso tan importante, o más, que el propio producto, plato o acuerdo político. Cuando uno intenta comercializar un producto nuevo, al menos en lo que a alimentación se refiere, en el momento de comunicar resulta clave que el producto tenga una historia, un relato con el que llegara sensibilizar y emocionar el hipotético consumidor. Incluso, hay asesores que, sibilínamente, te aconsejan, en caso de que el producto no tenga nada especial que transmitir, que te inventes un relato con el que envolver, cuál celofán, el producto a comercializar. Con el nuevo gobierno español ocurre otro tanto. En primer lugar, tuvimos que escuchar el relato con el que justificaban la falta de acuerdo en las elecciones de Abril, posteriormente, nos dieron los detalles del nuevo relato sobre la idoneidad del momento para alcanzar un acuerdo entre las fuerzas

Talento y Talante

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Talento y talante Vuelvo de las vacaciones navideñas con un par de kilos adosados a la cintura como la cartuchera que lucía John Wayne en sus películas, fondón y desentrenado porque aunque les tengo que reconocer que uno es adicto al ejercicio de juntar letras, las vacaciones hacen estragos y uno pierde agilidad mental y agudeza visual para captar lo que es noticia o noticiable de lo que es simplemente, bazofia. Eso sí, por muy relajado y ocioso que esté uno, no sé si es por defecto de fábrica o por habilidad innata pero es inevitable que uno mire la realidad que le rodea , las noticias que lee y/o escucha con las agrogafas que no acabo de quitármelas y que como imaginará, irremediablemente, condicionan mi mirada. Pues bien, en esas estamos cuando cae en mis manos una publicación titulada GITalent, impulsada por el diario Noticias de Gipuzkoa con la colaboración de la Diputación Foral de Gipuzkoa, la Cámara de Comercio y la patronal ADEGI. Abordo la lectura de forma

Carne sensible

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El día de Santo Tomás, 21 de diciembre, suele ser un día grande en Donostia. El centro de la ciudad es tomado por cientos de puestos de baserritarras y artesanos que venden sus mejores productos y también por numerosos colectivos sociales y estudiantiles que ofrecen sus pintxos de txistorra para sacar unas perras con las que cubrir sus objetivos sociales y estudiofestivos. Una vez más, vuelve a la palestra la polémica generada por los colectivos animalistas ante el tradicional sorteo de una cerda. La cerda Ximona proviene de un pequeño caserío de Leitza (Nafarroa) que ya el año pasado tuvo que aguantar las iras de un grupo animalista, lo cual ha provocado que este año, el ayuntamiento de su localidad, la asociación de baserritarras y un grupo de consumo hayan tenido que salir en su defensa por considerar que esta ganadera es un “inmejorable aliado de los animales” y alejada de los estereotipos de otros modelos industriales que suelen ser el objetivo habitual de los colectivos

La sonrisa de Greta

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No sé si a usted le ocurre lo mismo pero uno llega a vísperas navideñas, más que harto, de ver desde mediados del mes de octubre, fin de semana fin de semana viene, películas ñoñas de ambiente navideño donde el omnipresente santa claus aparece y desaparece y donde los amores y desamores de parejas y familias son milagrosamente reconducidas por el personaje rechoncho y barbudo, ataviado con su infalible traje rojo y al mando de un trineo tirado por renos. Las películas, ñoñas y bobaliconas a más no poder, son magnífica compañía para la siesta que uno echa en su sillón preferido pero les advierto que dichas películas (quizás sea mucho llamarlas así) de lo empalagosas que son que hasta resultan peligrosas para diabéticos. Por cierto, me llama poderosamente la atención que esta invasión de “santas“s sea tan sumisamente aceptada por el público en general y que no opongamos el más mínimo reparo hacia este sibilino tipo de colonialismo yanqui. Tal es el colonialismo y tal es el

Resignación cristiana

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Vuelvo de la gélida Vitoria-Gasteiz de participar en el lanzamiento en Euskadi del Decenio de la Agricultura Familiar. Una Agricultura Familiar que ha pasado, al menos política y públicamente, de ser un anacronismo incompatible con el libre y moderno mercado a ser, actualmente, una de las claves en la lucha para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible integrados en la Agenda 2030 de la ONU. Según cuentan los que de ello entienden, el 80% de los alimentos son producidos por la agricultura familiar pero al mismo tiempo son agricultores familiares el 80% de los pobres del mundo mundial. Por lo tanto, aplicando la regla de tres que aprendimos de pequeños, impulsar la agricultura familiar mejorando su productividad, rentabilidad y sostenibilidad es el camino más directo y eficaz para abordar los principales objetivos como pueden ser el fin de la pobreza, el hambre cero, el trabajo decente y crecimiento económico, la reducción de desigualdades, …. Pues bien,

Perder la perspectiva

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Una vez más, y van tres, el Kursaal donostiarra ha sido el escenario del Congreso GureLurra3SembrandoFuturo que pretende ser un encuentro del mundo rural y urbano de Gipuzkoa, conscientes unos y otros, que estamos embarcados en el mismo carro. Algo más de 500 personas acudieron a la convocatoria foral y escucharon los numerosos testimonios de famosos, expertos y productores sobre las aportaciones que desde el medio rural y el sector agrario se hacen al bienestar, en su más amplia acepción, del conjunto de la sociedad. El encuentro, además de acercar la ruralidad y la urbanidad que convivimos en la sociedad actual, sirve al mismo tiempo como ejercicio de auto-afirmación sectorial que nos vale a modo de chute de optimismo que tanto requiere el sector. De vuelta a casa, veo el informativo en la televisión pública vasca y no acabo de salir de mi asombro, al comprobar que se informa de las movilizaciones agrarias en París y Dublin e incluso un reportaje sobre la fiesta de Acc