Carta abierta a Irune


Irune es una pastora alavesa, de Gereñu para más señas, que eleva su voz por las ondas radiofónicas para dar cuenta, además de cuestiones climatológicas bien importantes a primera hora de la mañana, del trabajo que desempeña en su explotación familiar.

Ella, con naturalidad y desparpajo, va narrando su día a día, cómo alimenta sus ovejas, cómo les afecta el tiempo, cómo elabora su queso amparado en la D.O. Idiazabal y además va exponiendo su punto de vista sobre el devenir de la comercialización, el consumo y otras muchas cuestiones que le afecta a gente como ella.

Con su visión particular, fundamentada en su experiencia personal, va abriendo los ojos de los oyentes madrugadores de la emisora Onda Vasca y les muestra la realidad cotidiana de una familia como la suya que se dedica, de lleno, a la elaboración de un excelente queso que, por cierto, los lectores podrán adquirir con la marca Basondo.

Personalmente no le conozco de nada pero quiero aprovechar estas líneas para felicitarle por la tarea divulgadora que realiza con sus conexiones radiofónicas matutinas. Quizás ella no sea consciente de la labor que ejecuta pero los que, como yo, nos dedicamos, entre otras cuestiones, a acercar las dos realidades que conviven en la sociedad vasca, la urbana y la rural, somos conscientes de la importancia de estas pequeñas acciones y lo hondo que van calando entre los oyentes y por extensión, en el conjunto de la sociedad.

Son miles de vascos los que ni conocen personalmente ni tienen trato alguno con ningún baserritarra ni saben cómo, dónde ni cuando se producen y elaboran los alimentos que viene comprando bien en su tienda, mercado o súper de referencia; por ello, estos testimonios de baserritarras como Irune en los medios de comunicación son vitales para el estrechamiento de lazos entre la cara urbana y la rural de nuestra sociedad. Por todo ello, Eskerrik Asko Irune!

El alejamiento existente entre el mundo urbano y el mundo rural es una de las preocupaciones de los responsables agrarios de asociaciones, entidades y agentes en general y ésta preocupación crece al comprobar que incluso en el mundo rural, integrado por municipios pequeños y por los barrios rurales alejados de municipios mayores, la brecha existente entre los baserritarras productores, minoritarios incluso en las áreas rurales, y los baserritarras moradores, vecino del medio rural que aún viviendo en un caserío es prácticamente ajeno a la actividad productiva, que son la mayoría en nuestros pueblos pequeños.


Es por ello, más necesario que nunca que abramos canales de comunicación y de conexión entra los baserritarras y el resto de la sociedad para que, desde un conocimiento mutuo vayamos derribando los muros de la incomprensión, erradicando los falsos tópicos que abundan sobre la profesión y abriendo los ojos a una nueva realidad que, con todos sus problemas, va emergiendo en el sector productivo vasco.

En esta línea, acciones divulgadoras como la protagonizada por Irune, son acciones a destacar y consciente de ello, los propios baserritarras deben adoptar una actitud proactiva para defender lo suyo, difundir su realidad y desde la transparencia, tejer complicidades con los consumidores en general y muy especialmente, con los más jóvenes.

No vale lamentarse y quejarse, hay que dar un paso adelante y marcar territorio y perfil para ganarse el respeto del conjunto de la sociedad. El lamento estéril y el pasotismo no nos conduce a nada. Miento, nuestro pasotismo conlleva que se va imponiendo la opinión y punto de vista de otros, de los alejados del mundo rural y del caserío y es por ello, ahora que acabamos de finalizar la campaña electoral europea, volvemos a estar en una inmejorable ocasión como la propiciada por la celebración de elecciones municipales y forales en la primavera del próximo año.

Ni soy masoquista ni me entusiasma mantenerles inmersos en una campaña electoral permanente pero aún así, sin esperar a que estemos en puertas de la campaña electoral municipal y foral, creo que los baserritarras, los productores y los moradores también, deben dar un paso adelante y participar en todas aquellas acciones y propuestas que tengan la finalidad de mejorar su pueblo y su territorio.

Frente a la mayoría que optará por la estrategia de la avestruz, escondiendo la cabeza bajo el plumaje para no ser interpelados, otros, la minoría, optarán por aportar ideas con las que rellenar los programas municipales y otros, la minoría minoritaria, optarán por aportar ideas y por presentarse para trabajar y materializar sus ideas.

No hace muchos años, en las candidaturas municipales de los pueblos pequeños había siempre un baserritarra, un representante del área rural, y éste era el que defendía tanto dentro de su grupo como del consistorio, las prioridades de los baserritarras y de sus barrios.

Hoy día, precisamente cuando los partidos políticos comienzan a presentar sus cabezas de lista y empiezan los tanteos para esbozar las candidaturas, mucho me temo que este concejal delegado del caserío o del mundo rural, que lo conoce de primera mano porque es uno de sus protagonistas, ya ha desaparecido y que será difícil de recuperar. Aún así, sigo pensando, que debiera seguir existiendo.

Xabier Iraola Agirrezabala

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