La banda de los cuatro


Ya hace unas semanas hablaba de los amores y desamores de Pedro y Pablo, que tanto se acariciaban como zascaban con el permiso del combativo Albert y aprovechando que Mariano sigue en la siesta, y ahora, tras unos cuantos meses de dimes y diretes, tuits y retuits, declaraciones virales y demás chorradas de la política moderna, nos volvemos a encontrar en la casilla de salida de una carrera de trileros que no saben interactuar y cooperar, si no son ellos mismos los protagonistas de la película.

Mariano, hace tiemnpo que se echó a la bartola, porque él no quiere participar en ningún juego que no le garantice el sillón presidencial; Pedro se afanó en buscar el cambio con más ganas que acierto y combinando entre lo que él desea y lo que su comité federal le deja; Pablo ha jugado a desestabilizar el tablero con unas formas más que contraproducentes y confiando que a la próxima partida, con la pértiga garzonista, podrá pasar por encima de Pedro y finalmente, está Albert que autoidentificándose como adalid del centro ha jugado, al parecer con éxito, a cortocircuitar cualquier posible acuerdo entre rojos y morados con apoyo multicolor de las periferias. Pues bien, los cuatro nos han demostrado que son incapaces de llegar a acuerdos, que son incapaces de cooperar entre ellos para lograr acuerdos que en teoría no son tan lejanos y por todo ello, suscribo el llamamiento que han hecho algunos estos últimos días para que esta banda de los cuatro reciba el tratamiento que merecen en la próxima cita electoral.

Lamentablemente, este ejemplo de incapacidad de colaboración entre diferentes que nos muestran estos cuatro líderes políticos del Estado, nos llega en un momento donde la Unión Europea, a través de su Política Agraria Común europea, fija como una de sus prioridades la cooperación de los productores con otros productores, otros agentes de la cadena alimentaria y con otras personas, entidades o empresas totalmente ajenas a la cadena pero cuya acción conjunta, cuya colaboración repercuta en el bien del conjunto de la cadena alimentaria en áreas tan básicas como importantes como la innovación, el medio ambiente y la mitigación y adaptación al cambio climático.

Partiendo de la base que uno solo llega a muy pocos sitios y que con la cooperación entre diferentes personas y agentes podemos, además de enriquecernos mutuamente, alcanzar metas más ambiciosas, Europa abre una generosa puerta a la cooperación y és precisamente, la línea de cooperación la que recientemente fué presentada en Gasteiz a una nutrida representación del agro vasco por parte de diferentes representantes de la administración y de entidades estrechamente vinculadas a la misma.

Innovación es el palabro que llena páginas y páginas, concienzudos informes, congresos y redes sociales pero mucho me temo que



...., entre lo abstracto del tema y las palabritas en inglés (of course), esta innovación no acaba de llegar a la cocina de los caserios, cuadras e invernaderos porque al productor, si no es con ejemplos tangibles, le es harto dificil saber de qué puñetas está hablando el técnico o político desde el estrado.

Innovar puede ser impulsar un producto nuevo, adaptar un producto tradicional a los nuevos gustos y necesidades, renovar la imagen, presentación y/o envase para que sea más atractivo al consumidor pero también puede ser otras actuaciones que sin alterar el producto final nos permitan mejorar y ser más eficaces en nuestro proceso de producción, elaboración y/o comercialización, sin por ello, perder un ápice de nuestra personalidad y de nuestra tradición alimentaria.

Particularmente relevante se me antoja la cuestión en estos días en los que se ha celebrado en Barcelona la feria ALIMENTARIA que ha reunido a todo pichichí de la alimentación del mundo mundial, allí han estado desde pequeños elaboradores hasta multinacionales del ramo con el fin de enseñar sus innovaciones ante los comerciales de mundos lejanos pero también más próximos que pululaban por los pasillos de esta macroferia y tanto es así, que la tranquilidad del teléfono durante estos días me hace sospechar que soy uno de los pocos raros interesados en la materia que no ha acudido a este evento sobre las cosas del comer y beber.

Ahora bien, dicho lo dicho, y para que me sigan la pista de lo que quiero destacar, quiero referirme a un magnífico ejemplo de colaboración y/o cooperación que han ejecutado en la Denominación de Origen Idiazabal donde productores, que a fin de cuentas son cuatro gatos dispersos por las montañas de nuestro paisito, junto con diferentes empresas queseras que recepcionan su leche y con la cooperación de una empresa de aplicaciones informáticas, siempre bajo la atenta supervisión de la propia denominación de origen, han logrado desarrollar un programa informático que les permite optimizar la recogida de leche de estos pastores dispersos por la geografía y con unos volúmenes de producción muy variables a lo largo de la campaña e impulsado un ambiente de cooperación entre agentes hasta ahora competidores, cuando no enemigos, porque todos y cada uno de ellos ha caído en la cuenta que, dejándose pelos en la gatera, son capaces de salvar la pelambrera.

El acuerdo y la cooperación, actualmente, es para lo que es y está circunscrito a lo dicho pero quiero creer que este primer paso de cooperación entre diferentes será el primer paso de un camino, aún por explorar, pero que adivino prometedor y que este ejemplo cunda en el conjunto del sector primario.

Xabier Iraola Agirrezabala

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