La epidemia
Soy de la generación en que todavía había jóvenes, los menos, que
eran enviados a colegios religiosos a modo de internado. Soy de esos,
sí, y echando la vista para atrás, ni reniego ni me arrepiento de
nada porque tanto en Puente la Reina (Navarra) como en Alba de Tormes
(Salamanca) pasé unos buenos seis años de mi juventud, de los 11 a
los 17 añitos, donde además de buenos amigos, adquirí unos hábitos
de estudio y disciplina que me han venido de perlas.
Ahora en Euskadi, parte de la educación concertada, principalmente
la Escuela Cristiana (Kristau Eskola) que tiene como patrones a
diferentes ordenes religiosas, se encuentra inmersa en un importante
conflicto laboral que ha derivado en una huelga de varios días con
todas las consecuencias que ello tiene tanto en la organización
familiar como en la educación de los propios alumnos. A diferencia
del colegio donde yo estuve donde el profesorado, salvo excepciones,
eran los propios frailes, en estos colegios concertados, por el
contrario, la inmensa mayoría del profesorado son trabajadores
ajenos a las ordenes religiosas con todo lo que ello acarrea en sus
planteamientos socio-laborales.
Independientemente del conflicto puntual y coyuntural que haya
provocado esta huelga, mucho me temo, que la inquietante bajada de la
natalidad, aproximadamente un 15% del 2008 al 2016, pesa como una
losa en la situación del sistema educativo en su conjunto pero muy
especialmente en el sector concertado con una patronal religiosa,
finamente dicho, menguante y con una clientela, también menguante, y
unas familias alejadas del hecho religioso. Por todo ello, la
conjunción de ambos factores, me hace pensar que el horizonte final
de algunos de los convocantes, más allá de lo puntual, es la
publificación de la concertada y con ello, la funcionarización del
profesorado.
Una aspiración legítima por otra parte y que, seguramente,
suscribirá gran parte de mis lectores puesto que ser funcionario es
el objetivo último de muchísimos trabajadores en activo y no
digamos, de los más jóvenes que se quieren incorporar al mercado
laboral. El emprendizaje, sobre el papel, es algo muy bonito y todos
flipamos en colores con los llamativos casos de emprendedores de
éxito, pero no es menos cierto que los batacazos son más numerosos
y por todo ello, la gente prefiere la seguridad de papá Estado, o
cuando menos, trabajar para un tercero que tire del carro y
arriesgue. Los autónomos sueñan con trabajar para otros y los
empleados por cuenta ajena de las empresas pequeñas sueñan con
trabajar en una grande o ser funcionario mientras, los empleados de
las grandes empresas sueñan con ser funcionarios. Es como una
escalera de objetivos donde el funcionariado es lo más de lo más.
Ahora bien, convendría preguntarse si una sociedad moderna y
competitiva como la nuestra es compatible con el carácter
funcionarial para toda su masa laboral o si podríamos prescindir,
como país, de todos esos empresarios, desde los autónomos hasta el
mayor de ellos, y de esos emprendedores que necesitamos para ir
renovando el tejido empresarial y para no perder comba en los
cambiantes mercados.
Personalmente, tengo una buena experiencia con el funcionariado, los
hay buenos, malos, regulares y, por qué no, los hay magníficos y
también pésimos. Por ello, cuando cierta gente aludimos al carácter
funcionarial de algunos empleados, no nos referimos únicamente a los
empleados públicos, que también, si no a todos aquellos empleados
cuyo objetivo máximo es calentar la silla durante 7 horas al día y
esquivar con un perfecto arte taurino, chicuelina va chicuelina
viene, todos aquellos temas espinosos y tareas supuestamente
problemáticas pertrechados de una flema inglesa y una falta de
empatía con el cliente, digna de enmarcar.
Conozco, a riesgo de que alguien piense lo mismo de mí, a muchos
funcionarios en la empresa privada que cumplen a rajatabla todas las
características que achacamos a los malos funcionarios y que tan
magistralmente ilustraba el gran Forges, pero no puedo callar ni
resignarme al observar que muchísima gente renuncia al
emprendimiento y al riesgo empresarial, opte por cobijarse a refugio
ajeno, bien sea privado o público y encima, para colmo de los males,
se atrevan a criticar a emprendedores, autónomos y empresarios que,
muchos de ellos, están deseando que les venga un fondo para hacer
caja y traspasar las preocupaciones a otros.
Hace unos pocos días, hablaba con JoxeMari Aizega, Director General
del Basque Culinary Center, gran universidad de la gastronomía,
sobre la falta de espíritu emprendedor de estudiantes de cocina y
gastronomía mientras, paradójica y lamentablemente, vemos cerrar la
persiana de históricos y tradicionales restaurantes con contrastada
solvencia económica pero en los cuales, casualmente, nadie quiere
tirar del carro y qué decir, de los miles de pequeños negocios
regentados por autónomos que languidecen mientras sus hijos/as optan
por la “huida ilustrada” que consiste en formarse para escapar
del negocio familiar y optar por una vida más cómoda.
Tal es la epidemia que incluso en el sector agrario es palpable esta
funcionarización bien sea en aquellos jóvenes que prefieren otras
alternativas laborales, aún con menores ingresos, para así poder
integrarse en la sociedad moderna del ocio bien sean aquellos
profesionales en activo que han asumido, quizás en exceso, que la
administración le debe solucionar aquellas cuestiones que, muchas de
ellas, impepinablemente, requieren del impulso privado del propio
agricultor.
Como observarán, nadie escapa de la epidemia. Ni yo.
Xabier Iraola Agirrezabala
Comentarios
a ha bajado sueldos y encima especula cn el suelo-etc =
ni natalidad ni emprendimiento , tbn por falta de mercado-consumo
-
Por otro lado me pregunto qe ha pasado pa que lo que hace tan solo 70 años
era lo normal, ahora sea un lujo :
lomo d bellota, artesanal, sin intermediarios = 4kg/ 200€
no digo que no lo valga tal qe esta todo,
¿ pero que ha pasado para que llegue a valer tanto ?
El que sale a su hora, las 19h, está mal visto por supuesta vagancia, pero curiosamente no ha despedido a nadie por bajo rendimiento, así que no sé a qué viene eso de tener que salir a las 20:00h de la empresa, mi jefe no conoce la palabra conciliar.
Y lo de las vacaciones, de flipar, ni se te ocurra pedir un día libre cuando tú quieras. Se hacen cuando él quiere y no es discutible. El calendario laboral ni existe.
Con este panorama no es de extrañar que muchos aspiremos a trabajar en una empresa grande o en la función pública, lugares donde normalmente se respetan los derechos laborales.
Y lo mismo diría de los empleados de EHNE y ENBA. ¿Acaso no os financiais del erario?
Aparte de las isfunciones que emncionas, hay otra peor aún: la desaparición de la autoestima en quien termina dependiendo de ayudas, subsidios y limosnas que recibe sin ganarlas en el mercado.
https://www.ecoticias.com/naturaleza/191506/plaguicidas-toxicos-abejas-Europa-bendecira