El granero a rebosar
Un grano no hace granero, pero
ayuda al compañero, dice el dicho popular, sabio como siempre, que yo,
personalmente, visto lo visto últimamente, lo retocaría para enunciarlo de la
siguiente forma: “una zancadilla no te mata, pero una tras otra, se carga al
compañero”.
Viene a cuento la referencia al
dicho popular porque, al igual que un cúmulo de sucesivas decisiones y
actuaciones favorables puede resultar vital para el buen devenir de nuestro futuro
personal y colectivo, también ocurre en sentido contrario que un cúmulo de
pequeñas decisiones negativas acaben por truncar el futuro, tanto personal como
colectivo.
Me explico. Tras la decisión del Gobierno Central de dotar de una mayor protección al lobo, nótese que digo Gobierno Central y lo hago conscientemente porque esta decisión es una decisión adoptada por el Gobierno Central en su conjunto pero muy especialmente por un PSOE que ha querido mostrar músculo ante el electorado ecologista donde el socio PODEMOS tiene un fuerte arraigo, ha sido en la escenificación de dicho acuerdo donde se ha mostrado una doble cara, acuérdese del juego del poli bueno y el poli malo, donde la ministra Teresa Ribera representa la voz firme frente al sector ganadero pero amigable a los conservacionistas más radicales mientras el ministro Luis Planas ha escenificado su contrariedad de una forma vergonzante, poniéndose de perfil y diciendo por las esquinas, sotto voce, que él no estaba de acuerdo con la decisión.
Eso sí, tranquilos señores
ganaderos, una vez materializada la maldad, les ofrecerán un laxante a modo de indemnizaciones
y ayudas, vía ecoesquemas, para callarles la boca y pensando que no serán tan mal
agradecidos de no contentarse con las migajas ofrecidas por las cabezas
sacrificadas por el lobo.
Ante tal atropello, el sector
ganadero ha reaccionado al unísono manifestando su contrariedad ante tal disparate
mientras que los amantes del lobo inundan los medios y redes sociales con un
mensaje tan simplista pero efectivo de que el lobo no es el principal enemigo
de la ganadería extensiva y que hay todo un cúmulo de factores que ponen en la
picota a la ganadería extensiva que, paradójicamente, todos dicen defender.
Me recuerda la situación a cuando
en Gipuzkoa negociábamos con la Diputación Foral de Gipuzkoa, entonces en manos
de la izquierda abertzale, su reforma de la fiscalidad agraria y la
consiguiente eliminación del sistema de módulos. En esa tesitura, ante las
quejas de los baserritarras, los representantes forales nos reprochaban que la
reforma fiscal que querían impulsar, que obviamente conllevaba un incremento de
recaudación, no era el principal problema de los baserritarras y que, en su
opinión, había otra multitud de factores que perjudicaban notablemente más al
sector agropecuario, pero, obviamente, aquellos otros motivos trascendían a sus
competencias.
Cuando un dirigente político-institucional,
queriendo quitar gravedad a su decisión, opta por echar balones fuera y apuntar
a otros factores como verdaderos motivos de la mala situación del agro, no se
da cuenta que, emulando al dicho popular, con su pequeño grano está colaborado
para hacer granero y de paso, cavar la tumba del granjero mientras que el
productor (agricultor, ganadero, forestal, etc.) sufre en sus propias carnes
las pésimas consecuencias de cada uno de las pequeñas decisiones, granos, que
al final acaban por hundirlo y clavarle la puntilla.
La decisión sobre el lobo se suma
a otras muchas decisiones que van desde la timorata actitud de las
administraciones ante la imparable fauna salvaje (jabalís, corzos, conejos, topillos,
buitres, etc.) a decisiones sobre protección de espacios naturales que tanto
gustan en los despachos pero que tanta desazón generan en las casas de los productores.
Otro tanto, ocurre con la legislación nasciente sobre la nutrición saludable de
los suelos agrarios que pende como espada de Damocles sobre el sector ganadero
de la Cornisa Cantábrica que no alcanza a entender que se le quiera impedir el
uso como abono orgánico el estiércol, purín o compost generados en su propia
explotación para su posterior aplicación en las empinadas praderas que
caracterizan a nuestra orografía.
Si a todo ello le añadimos la
creciente legislación, con todo lo que ello supone para el productor de cargas
tanto económicas como burocráticas, en cuestiones como la trazabilidad, el
bienestar animal, …lo aderezamos con una total incertidumbre sobre lo que ocurrirá
con la Política Agraria Común europea, tanto en el periodo transitorio de 2021
y 2022, como a partir del 2023, donde la expectativa, casi generalizada, es que
van a disminuir los apoyos al sector profesional y además, si lo rematamos,
ahora que el Congreso tramita la reforma de la Ley de Cadena Alimentaria, con
las asfixiantes condiciones de producción y los irrisorios precios que perciben
los productores por su producción motivado por el insoportable desequilibrio de
la cadena alimentaria actual , convendrá conmigo estimado lector, que el
granero está a rebosar, cuando no, a punto de reventar.
Vuelvo al inicio. No hay ninguna
decisión, por muy grave que sea, que acabe de hundir el sector, pero no es
menos cierto que estos últimos tiempos, a modo de grano a grano que hace granero,
se están acumulando cientos de decisiones que, de forma acumulativa, una sobre
la otra, están destrozando la espalda de la gente del campo y su capacidad de aguante.
Xabier Iraola Agirrezabala
Comentarios
https://www.ecoticias.com/naturaleza/207723/proteccion-total-lobo-letra-pequena
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una web muy interesante : grain.org
Lo que no me parece acertado de este escrito es que con el decreto de convergencia haya incertidumbre para 2021 y 2022; más bien al contrario. El señor ministro ha hecho lo que se tenía que haber hecho ya en 2019 . ¿ Alguien puede explicar sensatamente porque que haya diferencias entre el cobro de subvenciones dentro de una misma región es bueno?
Los que pierden algo en el valor de sus derechos todavía van a cobrar más que los que han aumentado sus derechos.
Somos mayoría los que, en esto de la convergencia, estamos con el ministro. En lo del lobo se ha equivocado totalmente. Un grano entra y otro grano sale.
El que fue peor que una manada de leones para el campo español fue el ministro Cañete, que preparó este desaguisado de regiones, valores de derechos, fórmulas de reparto maquiavélicas... preparando un embrollo en el cobro de unas subvenciones públicas que en Europa no se creen.
Lo curioso, es que llevamos dos semanas viendo a sindicatos agrarios, periodistas apesebrados e históricos agricultores super beneficiados por la reforma Cañete tratando de argumentar en contra de lo que miles de profesionales pedimos a gritos desde la anterior reforma.
En fin, se ve que el granero de algunos no lo hacen grano a grano, si no a paladas, y del montón del resto de colegas.