KANPOLIBREAN.Señores ganaderos, ¡pónganse las pilas!
Recientemente
he mantenido contacto con responsables de varias empresas de
distribución, UVESCO y EROSKI más concretamente, que andan
preocupados por trasladar y compartir sus estrategias de apoyo al
producto local.
No
voy a reiterarme sobre si este nuevo movimiento de las cadenas por el
producto local es meramente testimonial, acción de marketing
defensivo frente a la llegada de Mercadona o si por el contrario, es
una apuesta sincera y fundamentada que para que llegue a dar sus
frutos, será sostenida en el tiempo. Creo, quizás pecando de
ingenuidad, que en ambos casos existe un planteamiento serio y que
con el tiempo se podrán comprobar los resultados.
No
obstante, no debemos olvidar que estas cadenas mueven globalmente
unos volúmenes importantes y que por lo tanto requieren, en
consecuencia, un servicio acorde a sus dimensiones y ello supone
que, en algunos casos al menos, la pelota esté en el tejado de los
productores.
Los
productores vascos son productores pequeños (incluso los mayores
productores que algunos califican despectivamente como industriales),
desperdigados en cientos de explotaciones familiares y con unos
canales de comercialización, cortos, unipersonales y en la mayoría
de los casos, lo que es peor, sin estrategia comercial alguna.
El
pequeño productor debe continuar, básicamente, con su actual
dinámica de producir productos de calidad y de forma eficiente,
dimensionar la explotación de tal forma que sea atractiva para sus
descendientes y comercializar, en base a una estrategia reflexionada,
en diferentes canales y vías para llegar a un consumidor final que
es diverso, plural e híbrido (comportamientos diferentes en función
del momento u ocasión de compra).
Ahora
bien, es más necesario que nunca que los productores individuales
abandonen las batallitas de corto recorrido que no van a ningún
sitio, compitiendo “a la baja” para quitarse clientes entre sí y
alzar la vista para, con una perspectiva más amplia, poder llegar a
aliarse con otros productores, del mismo producto o de diferentes
subsectores y comercializar de forma conjunta.
Las
cadenas de distribución están conformadas por decenas de tiendas,
supermercados e hipers que funcionan al unisono, con criterios
homogéneos y que precisan que se les facilite la tarea de compra con
los menores interlocutores posibles y es por ello que, al menos entre
los productores que optan por estos canales de comercialización,
debe fomentarse el trabajo conjunto y las plataformas
multisectoriales.
Las
cadenas arriba mencionadas, por poner un ejemplo, apenas trabajan
con la carne de vacuno del país. En algunos casos su estrategia está
basada en la marca propia (Natur, Selecta, etc) y en clara falta de
sintonía con la estrategia de calidad general centrada en el Label
pero en ambos casos, aunque nos duela reconocerlo, también queda
patente la falta de una oferta cárnica suficiente y estructurada
para dar respuesta a sus necesidades.
Si
bien en este caso me refiero al canal de super e hipers, algo similar
podría decir para el caso de las carnicerías tradicionales puesto
que, en mi humilde opinión, bastante mejor les iría a los
ganaderos, si los carniceros que apuestan por la carne de Euskadi en
vez de tratar con los ganaderos individualmente, tuviesen una oferta
organizada en torno a una única cooperativa, cooperativa de
productores, con el monopolio de la oferta de carne local para
garantizar un precio justo al ganadero y que, eso sí, les ofreciese
a los puntos de venta, el servicio que les prestan las otras
comerciales que trabajan con la carne foránea.
En
definitiva, las cadenas de distribución deben optar por el producto
local de una forma seria y sostenida pero al mismo tiempo, los
productores que quieran acceder a las mismas deben ponerse las pilas
y organizarse para, al mismo tiempo que defender un precio justo y
razonable, responder a las demandas de servicio que las mismas
requieren.
Trabajo
conjunto. Etxekolanas para todos.
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