Cuestión de Huevos
Estos últimos días han
resultado especiales para uno. Mientras una de mis caras, la
sonriente y pánfila, se alegraba por la disolución de la banda
terrorista ETA queriendo creer que asistimos al cierre definitivo de
una larguísima etapa de terror y dolor para nuestro pueblo, la otra
cara, la reflexiva, se entristece al comprobar que todo el dolor ha
sido, tal y como nosotros ya sabíamos, totalmente inutil tanto para
nosotros, los sufridores, como para ellos, los protagonistas del
terror. No puedo ni debo olvidar a todos aquellos que han, hemos,
sufrido y en estos momentos agridulces no puedo dejar de acordarme de
María, la hija de mi amigo Juan Mari Jauregi, Ibai, el hijo de mi
convecino Mikel Uribe, y de mi amiga Idoia, que aunque no le mataron
a nadie, nunca olvidaré su boda que resultó ser algo realmente
trágico cuando en la sobremesa supimos que ETA había ejecutado al
joven concejal Miguel Angel Blanco. Desde la esperanza de un futuro
mejor, con el deseo de que mi hijo Martín no conozca nada semejante
y con el anhelo de un pueblo que poco a poco vaya caminando por la
senda de la convivencia, con las tripas encogidas, de forma pública,
cierro este capítulo de mi vida.
Pues bien, mientras ETA
bajaba la persiana, mis amigos de la Comisión Europea, en este caso
el alemán Günther Oettinger, ya se sabe que los germanos son los
que controlan la cartera europea, abrían la cortina presentando al
ansioso público comunitario las cifras, estratosféricas, del Marco
Financiero Pluriaual (MFP) que, en lenguaje coloquial, no son más
que las previsiones de gasto que se autoimponen las instituciones
europeas para un periodo concreto, en este caso el septenio que va
del año 2021 al 2027 para todas aquellas políticas que se impulsan
desde Bruselas.
El cuadro de las
macrocifras nos muestra que el compromiso de gasto para el periodo
2021-2027 alcanza casi 1,28 billones de euros “corrientes” para
la UE-27 (1,13 billones de euros “constantes”), una vez
extirpada la herida británica. frente a los 1,08 billones del MFP
2014-2020 para la UE-28. Como se podrán imaginar, aunque parezca
mentira, la lectura de dichas previsiones varía en función del
barrio, estado y sector económico en que usted se ubique pero lo que
es impepinable es que dicho montante total equivale al 1,11% de la
Renta Nacional Bruta (RNB) de la UE-27. Le recuerdo, dicho sea de
paso, que la principal fuente de recursos del presupuesto
comunitario, el 80%, son las contribuciones de los estados miembros
en función de la RNB, hasta ahora el 1,08 del RNB y según la
propuesta el 1,11% pero aún así, alejado del 1,3% que reclamaba el
Parlamento Europeo y el sector agrario. El 20% restantedel
presupuesto comunitario, proviene de una tasa sobre el IVA y de los
derechos de aduana.
Entrando en harina y sin
ahondar en batallas financieras sobre si los fondos son en euros
corrientes y/o constantes (cuestión en la que le anticipo no tengo
la más repajolera idea) constatamos que el tijeretazo en clave
agrícola es del 5% para la Política Agraria Común (PAC), mientras
que algunas voces señalan que en los pagos directos que perciben los
productores el recorte será del 4% y que llegará hasta el 15% en el
capítulo del Desarrollo Rural, sin olvidar, de la bajada del 7% en
los Fondos de Cohesión. Los hay, incluso, quiénes afirman que la
bajada de la PAC no es del 5% como ha vendido el comisario germano
sino de un 15% si tenemos en cuenta la inflación del septenio que se
trata.
Constantes y/o corrientes,
corrientes y/o constantes, la cuestión es que el cuadro previsto en
su capítulo de “Recursos Naturales y Medio
Ambiente”, en el que está encuadrado la agricultura, tiene una
dotación378.920 millones de euros (29,6 %), de los que el grueso se
destinará a la Política Agraria Común:365.000 millones de euros
para pagos directos y medidas de desarrollo rural, en las que entre
otras perlas, se habla de aumentar la cofinanciación (porcentaje de
fondos a aportar por cada estado miembro) y que el 25% del gasto
deberá orientarse a la lucha contra el cambio climático.
Tras la cantata del comisario Oettinger, se cumple el guión previsto y así salen al escenario las voces sectoriales calificando de inaceptable la rebaja apuntada, igualmente, salen las voces de colectivos ambientalistas que reclaman que dichos fondos vayan condicionados al cumplimiento de objetivos más ambiciosos en cuestiones conservacionistas, los animalistas también gritan ¿qué hay de lo mío?, los fabricantes de insumos agrícolas reclaman una mayor orientación productiva haciéndonos creer que lo que verdaderamente les importa es producir alimentos para acabar con la hambruna mundial y finalmente, en el medio, se encuentran las voces de estudiosos, intelectuales, universitarios y demás gente que estiman que los fondos puestos sobre la mesa son más que suficientes para abordar los objetivos de una política alimentaria y territorial europea por lo que apuntan hacia una reorientación de la misma pero, como se diría, sin romper muchos platos.
Loable objetivo, al menos en teoría, pero los que preparamos casi
semanalmente unos exquisitos huevos fritos para la cuadrilla, somos
sabedores que, al igual que no se puede hacer una tortilla sin romper
los huevos, resulta extremadamente difícil, cuando no imposible,
hacer una nueva agro-tortilla sin romper los actuales huevos. Eso sí,
la cuestión sería bastante diferente, si sobre la mesa tuviésemos
más huevos, fueran o fuesen, corrientes o constantes.
Xabier Iraola Agirrezabala
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