Cuando el dinero no lo es todo
Decidir
qué se va cenar diariamente resulta un quebradero familiar. Intentar
complementar y equilibrar lo que cada uno de nosotros ha comido al
mediodía fuera de casa, una tarea compleja. Hace un par de años,
decidimos cenar los nuggets que tan de moda están en los
establecimientos de comida rápida y tengo que reconocerles, que si
no fuese por el pan rallado y por el ketchup, aquello, no hay hijo de
madre que se lo coma. Dicen que era pollo. Dicen.
Por
otra parte, hace pocos días decidimos nuevamente cenar nuggets pero
ahora optamos por nuggets caseros elaborados con la pechuga de pollo
Lumagorri (pollo de caserío) que una vez troceado y pasado por pan
rallado, quedan exquisitos y además, naturales.
Hablando
de nuggets como estamos les tengo que comentar una reciente lectura
donde se informaba sobre los nuggets elaborados por la gran industria
alimentaria donde una vez despiezado el pollo, se rebaña la poca
carne que queda pegada al esqueleto, se congela, se hace una masa y
luego se le añaden almidones, colorantes,
fibras de guisantes o soja, sal, glutamato y una pizca de aroma de
pollo para que nadie se olvide que sigue conteniendo pollo, porque
como dicen, el nugget que nos zampamos lleva, como máximo, en un 50%
la carne arrancada al esqueleto. Nada más leer este tipo de noticias
te viene a la memoria el dicho “es mejor no saber lo que comemos”
y es que quizás, mirar para otro lado, sea la única forma, o quizás
la más cómoda, de convivir con nuestros pecados y contradicciones
diarias.
Como
he dicho anteriormente en nuestra casa los nuggets los hacemos con
pechuga de pollo de caserío Lumagorri y viene esto a colación
porque esta asociación, LUMAGORRI; ha celebrado recientemente su 25
aniversario con un festuqui donde se reunieron los socios impulsores,
los actuales (40 productores), trabajadores (30 empleados),
comerciantes y carniceros, cocineros, consumidores y otros muchos
amigos. Como era de esperar el protagonismo del acto recayó en los
socios impulsores pero puestos a destacar algo, quisiera subrayar las
palabras de su gerente, Mari Jose Murua, que destacó el importante
papel desarrollado por las mujeres, tanto como productoras como
empleadas. Aún así, dicho lo dicho, no quisiera dejar de poner en
valor el papel de la propia Mari Jose que ha sabido liderar este
colectivo que, a fin de cuentas, es un gran proyecto conformado por
muchos pequeños productores.
Al
recordar el papel de la mujer en el caserío y en los movimientos
agrarios me viene a la memoria el ejemplo de una joven emprendedora
que he conocido recientemente, Aintzane del caserío Argaia Goiena de
Amezketa. Una mujer joven, pizpireta, locuaz y magnífica
comunicadora que después de varios avatares, decidió volver al
caserío de su añorado abuelo y ponerse a criar cerdos al aire
libre. Aintzane, en el transcurso del reciente encuentro GURE LURRA,
manifestó que su actividad ganadera le permite materializar sus dos
proyectos vitales, por una parte, su maternidad y la crianza en
tranquilidad de sus tres pequeños y por otra parte, la participación
en la asociación Basatxerri que le posibilita dedicarse a criar
cerdos en una dimensión acotada y compatible con sus tareas
familiares además de complementar los ingresos familiares. El tono
positivo y realista de sus palabras, alejado de grandezas su realismo
y una actividad que compatibiliza su proyecto personal y el
profesional porque muchas veces, a pesar de las palabras de un amigo
mío que dice que el dinero no soluciona la vida pero sí la hace más
fácilmente soportable, caemos en la cuenta que nuestra felicidad no
está asegurada por los altos ingresos sino por conformarse con
llevar adelante una vida digna.
Al
escuchar las palabras de Aintzane, me asaltaron esos pensamientos que
me rondan últimamente que concluyen que en el momento de abordar la
incorporación de jóvenes, o no tan jóvenes, al campo debemos tener
en cuenta factores que hasta ahora ignorábamos como pueden ser la
conciliación familiar que tanto valora Aintzane, la conciliación
con el ocio y la vida social, la posibilidad de trabajar al aire
libre con un horario que lo controla uno mismo y, tal como me
recuerda mi amigo Iñaki, poder desarrollar una actividad y/o
producto con prestigio social.
Ahora
bien, tampoco le falta razón al director foral Xabier Arruti cuando
dice que la rentabilidad no es un factor suficiente para asegurar la
incorporación de los jóvenes al campo, pero sí imprescindible.
Xabier
Iraola Agirrezabala
Comentarios
pero este también debe poner de su parte
porque no todo es pedir y victimizarse
y porque si cuida el medio es también por que le interesa lo mismo que si le interesa lo hode y por eso debe adaptarse a la ecologia no solo a explotar y quejarse d elos ecologistas