Abierto en canal
“Todo el día matando tontos, y
aún, no se acaban” es una de las lapidarias frases de mi amigo Mikel que me
vino a la cabeza al ver las imágenes de unos 150 activistas animalistas
asaltando una granja de vacuno lechero en Catalunya.
Estos activistas, según he podido
leer en la prensa, son una prole de adolescentes pertenecientes al movimiento
Action For Liberation que acuden fielmente a la llamada de su joven líder y con dicha acción pretendían denunciar las
lamentables condiciones en las que se encontraban las vacas en dicha granja,
ahora bien, no se crean que eligieron dicha granja para ponerla en la diana
mediática por sus pésimas condiciones, vamos a decir, individuales sino lo que
pretendían era hacer una denuncia del sector productor lácteo en su globalidad.
Esta vez, tocaba actuar contra el sector lácteo, anteriormente fue el sector
porcino y avícola, y la siguiente, vaya usted a saber quién es el elegido.
Observo, con tristeza y asombro,
las imágenes televisivas emitidas por la Sexta con un relato periodístico
totalmente despojado de la neutralidad que se presume a cualquier informador y
se opta por una narrativa, entre amarillista y paternalista, donde los buenos
eran los activistas y los malos (aludiendo a insultos y gestos amenazadores)
eran los ganaderos que se vieron asaltados por esta banda de animalistas.
Más allá de la entrada ilegal en
una propiedad privada, cuestión punible por la legalidad vigente y que debiera
resolverse rápida y automáticamente, alguien
debiera tomar cartas en el asunto y adoptar todas aquellas medidas que
considere oportunas para parar este tipo de acciones porque en caso contrario,
vamos encaminados, sí o sí, hacia un choque de trenes donde alguna de las partes,
lamentablemente, puede optar por tomarse la justicia por su mano sin esperar a
que los responsables de parar dichas actitudes observen, desde la distancia y
la comodidad del despacho, este tipo de
acciones como acciones aisladas de cuatro chalados. Chalados sí. Tontos
también. Pero cuatro y aislados, nada de nada.
El movimiento animalista es un
movimiento, aún minoritario, pero que va creciendo, progresiva e imparablemente
en una sociedad moderna, mayoritariamente urbana, alejada de la tierra y
desconocedora de cualquier proceso natural, bien sea vegetal o animal, cuya
única relación con el mundo animal es a través de las mascotas a las que, por
cierto, trata en un plano de igualdad con las personas. Estoy persuadido que me
estoy quedando fosilizado para lo que conocemos como la vida moderna pero, al
menos en mi opinión, lamentablemente, lo ocurrido en dicha granja es el
reflejo, extremo eso sí, de esa tendencia a considerar a los animales como
humanos, dotarlos de todos y cada uno de los derechos hasta ahora solo reconocidos
a la especie humana y su expresión más básica y cotidiana comienza con esas
mascotas que pasean con gabardina por nuestras calles, que comen comida de
marca mientras sus amos comen marca blanca, que disfrutan de sus propios
regalos en Navidad mientras sus amos difícilmente llegan a fin de mes, que van
a la peluquería mientras sus amos se arreglan el pelo en su propia casa y que
tras morir, son llevados a tanatorios expresamente creados para mascotas.
Como decía, si vemos todas estas
cosas con una naturalidad pasmosa, las asumimos como si fuese lo normal, no se
extrañen luego que algunos de los vástagos más radicales opten por estos
movimientos animalistas que denuncian como si fuesen maleantes a todos aquellos
ganaderos que viven por y de su actividad ganadera, por cierto, como se ha
hecho toda la vida.
Ahora bien, dicho lo dicho, creo
que el sector ganadero también debiera reaccionar y no estoy sugiriendo que se
rearmen, se encastillen y se líen a porrazos con todos aquellos que se acerquen
a sus casas. Más bien, creo que habría que optar por la vía contraria y ,
además de hacer respetar su casa y sus explotaciones, salir al encuentro de la
sociedad, esa mayoría silenciosa, moderada, razonable y con sentido común a la
que, abriendo las puertas de nuestras casas, hay que mostrarles la realidad de
nuestra actividad agraria y demostrarles las condiciones de bienestar animal,
sanidad, alimentación, … con las que trabajamos en tanto en cuanto debemos
cumplir la estricta normativa de producción animal que emana de las diferentes
instituciones y particularmente, de la normativa europea.
No estoy proponiendo que nuestras
casas acaben siendo un carrusel de visitantes permanente pero sí que bien
individual bien colectivamente (asociaciones, cooperativas, etc.) asumamos que
el mantener un canal de comunicación permanente con nuestros convecinos, a la vez
que consumidores, será la mejor herramienta para que dichos consumidores conozcan
y valoren nuestro trabajo, nuestros modos de producción, los intangibles que la
actividad aporta al conjunto de la sociedad y de paso, ese mismo canal de
intercomunicación, será una oportunidad impagable para ir conociendo de primera
mano las inquietudes, los anhelos y las prioridades de dichos consumidores
para, posteriormente, ir adaptando y ajustando nuestra producción y los modos
de trabajo a la evolución de sus prioridades.
Ser transparentes, sin caer en
ser ingenuos, y estar permanentemente vinculados al consumidor será, así lo
pienso al menos, nuestra mejor arma porque para combatir a esta sarta de tontos
no hay mejor arma que abrirnos (con perdón de los animalistas) en canal.
Xabier Iraola Agirrezabala
Comentarios
...pues si, estimado Iraola: tal vez abrirnos en canal (sin perdón a los animalistas por tal expresión a derecho tener a las aperturas propias y en cualquier modo hechas y dichas) sea la mejor forma de mostrar las realidades propias y del sector. Porque no nos vamos a extrañar luego, como apuntas, a que desde sectores se opte por los movimientos animalistas. Xavier: no será luego porque es ya y desde anteayer. No te voy a recordar la carta de Las Ramaders al sentirse estás fuera del movimiento feminista por criar pollos para comer. Recordemos que fue respondida tal misiva por doctoradas y eminentes opiniones recalcándoles efusivamente su grandísimo error como especie humana al aprovecharse de la leche y carne de otras nada mascotas. Y desde diarios que tienen profusa divulgación personas como Ruth Toledano es leída y seguida. Desde luego que no serán nuestras casas carruseles de visitas con la intención de mostrar nuestros quehaceres: abrirnos en canal públicamente es, por lo tanto, buena iniciativa que sangre no pretende hacer correr: tan sólo cabras por el monte que al corral vuelven.
pero si suelen ser veganos y como no comen nada de origen animal, tienen la estufa siempre a tope o curros comodos y recogidos o viven en climas super calidos o son muy jovenes...pqe si no el cuerpo no aguantaria y asi hay bastantes qe engañan cn lo de no comer nada d origen animal
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no creo qe sirva de mucho abrirles las puertas a ls animalistas ,
pqe estan radicalmente contra las granjas
qe ellos entienden siempre como explotacion,
cuando si es una granja ecolo se respeta al animal y
solo es una simbiosis, de protegerle a cambio d obtener leche o huevos o miel
( otra cosa son las granjas pa carne, pero es que hay gente qe necesita comer carne, aunque la carne deba ser en gran medida sustituida por cereales y legiumbres etc )
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hoy en dia sin apicultores las abejas desaparecerian,
cn lo amenazadas qe estan las abejas hasta por ls pesticidas la desertizacion la contaminacion dl aire etc,
pero hay qe respeytar a las abejas y no explotarlas sino hacer una simbiosis :
ls dar y recibir
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yo le aconsejo qe vuelva a meterse mas cn el PPNv : le sacan mas en portada...