Diez añitos
Casualidades de la vida, o no. En junio del 2021, el mismo día en que el sector ganadero vasco salió a la calle en pleno centro de Donostia para denunciar la asfixia que sufrían por el abusivo incremento de los costes de alimentación animal, a la misma hora, en los barrios altos de la misma ciudad, en el corazón del Parque Tecnológico de Miramón, 60 empresas agroalimentarias presentaron Euskadi como el ecosistema ideal para la alimentación innovadora bajo el paraguas de un proyecto público-privado denominado “The Food Global Ecosystem” que busca atraer proyectos de innovación, talento emprendedor y startups del ámbito agroalimentario (agritech, foodtech y gastronomytech).
Comenté en su momento, la tristeza
que me albergó ver en los medios la doble cara de un sector primario y
alimentario donde mientras unos alzan la voz desgarrada para reclamar la
rentabilidad que les asegure su supervivencia, los otros, los trajeados, sacan
pecho por su potencial y airean sus perspectivas de futuro.
Este año, nuevamente, se ha dado
otra casualidad parecida y así, el día 19 de diciembre, mientras los
baserritarras convocados por ENBA salían a las calles de Donostia para reclamar
una cadena alimentaria más transparente, equilibrada y justa, en la misma
ciudad y a la misma hora, organismos tan importantes como el Basque Culinary
Center y la gestora de capitales europeo-israelí Cardumen Capital, presentaban el
primer fondo de inversión para startups foodtech con sede en Euskadi.
Nuevamente, me asalta la tristeza
y, aunque le deseo el mayor de los éxitos a dicho proyecto, me surge la
pregunta sobre qué está ocurriendo en el mundo agroalimentario donde, simultáneamente, unos
van a una velocidad de vértigo y se retroalimentan, los unos a los otros, en impronunciables
proyectos donde tienen cabida la tecnología, la innovación y todo lo que
ustedes quieran, pero donde al parecer, lamentablemente, no tiene cabida el producto
alimentario, menos aún el productor, y qué decir, si nos referimos ya al
producto local.
Me refería antes a que estas
casualidades reflejan la doble cara del mundo agroalimentario, pero visto lo
visto, mucho me temo, que no debiera referirme al asunto como la doble de una
misma cosa, porque, paradójicamente, cada vez más, ya no son la misma cosa ni
forman parte del mismo mundo. Dudo sobre si bastantes de estas empresas agroalimentarias, más allá de como proveedores de materia prima barata, tienen en mente al productor y sus vicisitudes en el día a día.
Es algo similar, salvadas las
distancias, a lo que señala mi amigo Oscar, gerente de Baskegur, la
interprofesional de la madera, cuando dice que la sociedad vasca, muy moderna,
urbana y sensible al cuidado del medio ambiente, valora notablemente la madera,
como material natural, renovable y, si me permiten, ecológico, pero, por el
contrario, no quieren saber nada de dónde viene y menos aún como se produce. Es
más, no es que no quieran saber cómo se produce la madera que tanto valoran, si
no que, incluso, llegan a rechazar todos los trabajos forestales previos e imprescindibles
para poder obtener la madera.
Unos convecinos, refiriéndome en
este caso a lo forestal, valoran la madera, pero rechazan los trabajos forestales
y los otros, los convecinos glamourosos de la cadena alimentaria valoran el
brillo y el oropel de las startups y las empresas de alimentación artificial,
pero se olvidan, ningunean cuando menos, a los productores de alimentos que tienen
en su propio territorio.
Cara al nuevo año que iniciamos,
me atrevería a proponer a las instituciones que, en el momento de apoyar y/o impulsar
este tipo de iniciativas, se integrase el factor tractor de esas empresas para
con el sector productor, por que mucho me temo, que muchas de ellas, apenas
consumen producto o materia prima local ni traccionan nada.
Por cierto, y con esto acabo, la Navidad es un inmejorable momento para ponerse sentimental y así, les recuerdo que, este mes de enero, celebro mi décimo aniversario como juntaletras, por lo que, además de agradecerles su atención, sus críticas y apoyos, les quisiera pedir perdón si en el algún artículo de los aproximadamente 450 que he escrito y pueden leer en mi blog KANPOLIBREAN, les he faltado al respeto o me he excedido en la crítica.
Mi empeño es seguir en el tajo, como
dice mi amigo Angel el aragonés, aunque creo que, si sigo tan cascarrabias como
hoy, quizás, no llegue a celebrar el undécimo aniversario.
Xabier Iraola Agirrezabala
Comentarios
Sarritan irakurten dot zure artikulua, normalean ENBAko web gunetik, eta gehienetan oso ados egoten naz idazten dozunagaz.
Agian artikulu honetan dinozun moduan Gabonak sentimenduak agiriago ipinten deuskuezelako izango da baina inoiz baino adosago nago egiten dozuzan kritika eta hausnarketakaz. Gero eta teknologo gehiago eta baserritar gitxiago eta gure lurraldea espekulatzeko leku abonatua, eta honen adibidea parke eoliko posibleen mapari begiratu baino ez da egin behar. Mapa honeri gehitzen badeutsagu lurralde urbanoak eta industrialak eta parke fotoboltaikoak non gelditzen da lehenego sektorerako lurra?, agian, eta lehenengo sektoreak daroan martxagaz, ez da beharko lurrik, desagertuta egongo bait da epe labur baten.
Animo eta aurrera