La matraca de la soberanía alimentaria
E stos días viajé hasta Madrid en un interminable tour ferroviario de hasta siete horas por tierras castellanas donde, además de disfrutar con la lectura de Zu , de Anjel Lertxundi (libro que les recomiendo), pude ir observando lo encharcadas que están las fincas de cereal por las abundantes lluvias de las últimas semanas. Decían los palentinos, con los que intercambié algunas palabras en el receso de la reunión de trabajo, que la cosa apunta bien y que de seguir así, tendrán una buena cosecha. No obstante, la experiencia les demuestra que hasta el mismo día de la cosecha no se puede cantar victoria porque en un sector primario dependiente, en gran parte al menos, de la voluntad del de “arriba”, la cosecha se puede perder en unas pocas horas. En esa misma reunión también había representantes navarros a los que tanteé sobre el aterrizaje de las nuevas autoridades agrarias del Viejo Reyno y, haciendo una interpretación de sus palabras, siempre correctas y diplomát...