Dignidad láctea
Tras la vuelta del periplo estival, viendo la que está montada en el
sector lácteo y las cuantiosas protestas tanto en Bruselas como en
el Estado español, creo que no me queda más remedio que,
nuevamente, hablarles de la dichosa leche.
Las protestas, como se imaginarán, vienen provocadas por un
importante descenso en los precios que perciben los ganaderos que,
tal y como recoge el Observatorio Europeo del Mercado Lácteo, el
precio medio en Junio del 2015 es de 0,30 €/litro, lo que supone un
descenso que alcanza hasta un 20% para la media pero con una desigual
incidencia que va desde el 15% en Austria e Italia hasta el 29% en
Letonia y Estonia. A todo ello hay que añadirle el dato recogido por
el economista Alan Matthews que fija en 0,34 los costes medios de
producción por lo que, sin tener que ser muy avispados, caemos en la
cuenta que hay un alto porcentaje de ganaderos que venden su leche
por debajo de los costes de producción.
Aún más, por seguir añadiendo datos, que proporcionan un toque
“académico” al artículo de marras, según un informe del
Instituto francés de Ganadería (Institut de l´Elevage) , la razón
de la bajada de precios está basada en una total descompensación
entre el consumo y la producción y así, mientras las previsiones
del banco holandés Rabobank preveían un fuerte y sostenido
incremento del consumo chino que iría acompañado de un aumento en
la producción, ahora resulta que nos vienen con que los chinos han
frenado, o al menos ralentizado, su consumo hasta niveles del 2013 y
además, el embargo ruso ha hecho estragos en el mercado del queso y
grasas (reduciendo en un 60% sus compras) y para más INRI, cuestión
de la que poco se habla, los europeos vienen progresiva pero
imparablemente reduciendo su consumo lácteo (en España, el consumo
per capita pasó de los 100 litros/año en el 2000 a los 75 litros
del 2014) basándose en argumentos sanitarios y porque cada vez son
más los médicos que, cuando no saben el origen del dolor de tripas,
el estreñimiento o sursuncorda, se lo atribuyen a la leche de vaca.
Si el bajón en el consumo europeo y chino, además de las trabas del
malvado Putin, han hecho de las suyas, no es menos cierto que en el
otro lado de la balanza, en el de la producción, los países se han
lanzado a la carrera por incrementar su producción sin hacer caso de
las evidencias anteriores y así, siempre según el informe francés,
tenemos que la producción de Julio-2014 a Junio-2014 en los tres
principales exportadores de productos lácteos (Estados Unidos, Nueva
Zelanda y Unión Europea) ha subido en 6 millones de toneladas, de
las que la mitad corresponden al viejo continente.
Acercando el foco de atención, en lo que respecta al Estado español,
comprobamos que el patio está muy pero que muy revuelto,
principalmente en tierras gallegas, donde los ganaderos se han
rebelado ante la tiranía de intermediarios e industriales sin
escrúpulos que han provocado que existan muchísimos ganaderos
cobrando precios indignos en torno a los 0,18-0,22 y por ello, a
consecuencia de la comprensible y lógica furia, hemos visto la
imagen de cientos de tractores rodeando las murallas de Lugo,
bloqueando el centro de Santiago o participando en la Marcha Blanca
por la “dignidad láctea”.
Pues bien, aunque la última vez que escribí sobre el sector lácteo
(De aquellos barros, estos lodos) me cayeron unos cuantos tirones de
oreja por parte de los afectados, no tengo edad para renegar en lo
que creo y es por ello que ....
estimo que, si bien una parte de la
solución está en manos de los propios ganaderos y en las medidas
que deben adoptar para estructurar el sector, no es menos cierto que
el Ministerio debe reaccionar y poner toda la carne en el asador para
asentar las bases de una solución duradera que dote al conjunto de
la cadena láctea (productores, industria y distribución), pero muy
especialmente a los ganaderos, de rentabilidad y estabilidad.
El Ministerio puede y debe hacer mucho (dejando de lado parcheos tan
inútiles como injustos de ayudas de 300 euros por vaca) en el
momento de suscitar el acuerdo entre las partes y, a falta de una
Interprofesional completa (me resulta incomprensible que la
distribución aún esté fuera de la misma), poner toda la maquinaria
gubernamental y la capacidad de persuasión (¡qué fino me ha
quedado!) para facilitar el acuerdo entre las partes que proporcione
transparencia, sostenibilidad y equilibrio en las transacciones
económicas entre los diferentes eslabones además de contemplar toda
la artillería de sanciones, posibles e imposibles, para aquellos que
incumplan lo pactado.
Tiene razón la Ministra al decir que el Gobierno francés no ha
cerrado acuerdo alguno para incrementar el precio mínimo pero no es
menos cierto que el gobierno galo ha sabido presionar y tocar las
teclas necesarias para que dicho acuerdo se alcance y, cómo no, al
final han sucumbido a la debilidad del político cortoplacista
sacándose la foto con las medallas en el pecho. Por todo ello, es
comprensible que los ganaderos centren su “mala leche” en la
mayestática ministra exigiéndole que, aún a riesgo de que
finalmente se salga con la ansiada foto de las medallas, haga lo
legal y lo alegal, lo primero oficial y lo segundo oficiosamente,
pero que ponga orden en el patio lácteo donde unos pocos agentes
(mayormente, distribución de origen francés e industrias de
empresarios desalmados) tienen como única estrategia cargarse el
sector lácteo estatal y finalmente, haga cumplir el acuerdo que
tiene bastantes visos de cerrarse en los próximos días.
Finalmente, quisiera, ¡cómo no! dicen mis fans críticos, referirme
al caso vasco y sin querer pecar de falso optimismo, quisiera
homenajear a los ganaderos vascos encuadrados en cooperativas,
especialmente en KAIKU, que con su callada, dura y muchas veces
incomprendida, cuando no ninguneada, trayectoria han sabido asentar
las bases de un futuro mejor y decirles que deben estar orgullosos de
lo hasta ahora realizado pero sin dormirse en los laureles puesto que
es mucho lo que queda por hacer.
Nadie os lo reconocerá públicamente pero no debéis olvidar que si
la mirada de muchos ganaderos y responsables políticos del Estado se
dirige hacia nuestro “paisito”, no es por que estéis libres de
problemas sino por admiración y sana envidia al haber organizado un
conglomerado (cooperativa KAIKU, Iparlat, Corporación KAIKU, marca
blanca Hacendado) que os permite bandear los vendavales mejor que a
otros.
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