ARMINTZA, un señor pueblo



eL pasado 26 de junio se cerraron, al menos nivel de la Unión Europea, las negociaciones del Trílogo (Consejo, Comisión y Parlamento Europeos) sobre la Reforma de la PAC.
La Reforma de la PAC ha sido el fruto de una larga, tediosa y compleja negociación de la que habrán oído hablar mucho y, probablemente, aún oirán más, puesto que gran parte de la actividad agraria y su desarrollo está estrechamente vinculada a esta Política Agraria Común Europea.
La próxima semana, Dios mediante, les detallaré los pormenores del acuerdo y más concretamente, lo relativo al primer pilar pero en esta ocasión, quería empezar por el segundo pilar, el conocido como el pilar del Desarrollo Rural puesto que suele ser un pilar con menos fondos y menos conocido por los baserritarras y por lo tanto también los que andamos con ellos le prestamos una menor atención, mejor dicho, menor atención de la que merece.
En el pilar del desarrollo rural, antes con el nombre de ejes y ahora con el nombre de prioridades, se recogen tres grandes grupos de medidas. Por una parte, las medidas que impulsan la competitividad de la actividad, la formación, las inversiones, la industria agroalimentaria, etc. En el segundo grupo, el paquete verde o eje medioambiental que integra todas aquellas medidas encaminadas a reforzar todas aquellas externalidades medioambientales que son inherentes a la propia actividad como las ayudas agroambientales, las ICMs, etc.
En tercer lugar, finalmente, está lo que popularmente es reconocido como el eje del desarrollo rural que recoge todas aquellas medidas encaminadas a mantener, reforzar e impulsar el tejido rural, la fijación de población, los servicios para dicha población, la diversificación de su economía, etc.

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