El otro “efecto Mercadona”
Recuerdo
las palabras del lehendakari Ibarretxe quien en un coloquio comentó
que los comerciantes del Casco Viejo bilbaino le reconocían que uno
de sus mayores errores estratégicos había sido rechazar la
implantación de El Corte Inglés en pleno Casco y “expulsarlo”
al otro lado del puente del Arenal pensando así que alejaban un
competidor para luego, con el tiempo, llegar a reconocer que un
establecimiento de esa índole atrae a numerosos consumidores que,
bien al entrar o salir, pican en los comercios de alrededor.
Pues
bien, algo similar ocurre con Mercadona y lo que se ha venido a
llamar como “efecto Mercadona”. Así de rotundo lo recoge un
estudio elaborado por las firmas consultoras KPMG y Deusto Bussines
School bajo el título “La prosperidad compartida” donde se llega
a afirmar que la apertura de un establecimiento de la cadena
valenciana genera mayor afluencia de gente proporcionalmente a la
cercanía de la tienda, impulso aprovechado por nuevos comerciantes,
ya que según el mismo informe, cada nuevo Mercadona genera en el
barrio en torno a 10 nuevas aperturas de pequeños comercios cuya
actividad no está relacionada con la alimentación.
Estas
nuevas aperturas suponen nuevos empleos a los que hay que añadir los
que crea la propia Mercadona y por otra parte, como efecto colateral
de la cuestión, la mayor afluencia de gente, generando una mayor
sensación de seguridad en el barrio donde se instala.
Por
ello, visto lo visto, no me extraña que el Gobierno Vasco se haya
empeñado en que la apertura de centros de Mercadona se materialice,
prioritariamente, en las zonas más castigadas por el desempleo y
degradadas de Euskadi.
Ahora
bien, sin llegar a negar la veracidad de las afirmaciones recogidas
en dicho informe, no es menos cierto que la inminente llegada de la
cadena valenciana está suscitando otro fenómeno de
resposicionamiento, o al menos de reforzamiento, de algunas cadenas
de distribución locales ante la imparable llegada de la cadena
dirigida por el señor Roig, fenómeno al que me he atrevido a
llamarlo el “otro efecto Mercadona”.
Nos
justificarán sus decisiones últimas en base a sesudos estudios de
mercado elaborados por sus equipos internos pero uno, que ya se está
haciendo mayor, es bastante desconfiado al observar el afán
“patriota” de algunas cadenas que se han lanzado a una carrera
por reforzar y estrechar su vínculo con la producción alimentaria
local y, de paso, recalcarlo públicamente en su política
comunicativa y publicitaria.
Carrefour,
al menos en algunos de sus establecimientos ubicados en las zonas más
“abertzales”, se ha lanzado a colocar ikurriñas a todos aquellos
productos que tengan algo que ver con Euskadi aunque en su ímpetu se
pase de frenada y coloque como nuestra bandera como producto vasco a
una carne de vacuno belga o algunas salsas elaboradas en Cataluña
pero, eso sí, con la foto de Martín Berasategui.
BM,
una cadena local, dirigida a un segmento de población de una
capacidad económica media-alta y con tradicional sensibilidad hacia
lo nuestro, ha reforzado su vinculación con el producto hortícola
local a través de su programa particular “Producto de caserío y
de temporada” y ha emprendido una potente campaña publicitaria,
valiéndose de la imagen de algunos productores, destacando sus
bondades pero ocultando que, salvo alguna excepción de alguna tienda
menor, no compra carne de vacuno en Euskadi.
Finalmente,
quisiera referirme a Eroski puesto que es, a mi entender, el que
mayor avance ha dado en la buena dirección, incrementando en sus
renovadas tiendas “Eroski Zurekin” el departamento de
alimentación, ampliando la gama de cada uno de los productos y
dentro de la amplia gama, proporcionando un digno papel a los
productores locales de la comarca.
Personalmente,
no soy para nada fan de Eroski pero tengo que reconocer que el nuevo
enfoque es el adecuado y el que debiera reforzar aún más. Yo
mientras tanto, seguiré esperando a que mi habitual centro de BM se
anime a servirme carne de Euskadi y a poder ser, carne certificada
por el Label.
El
que espera, muchas veces, desespera. Espero que no sea éste mi caso.
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