¡Que se mueran los feos!
¡Que se mueran los feos! era el
grito de guerra con el que mi padre, en su fase desinhibida del Alzheimer,
remataba sus momentos de euforia y que me ha vuelto a la memoria al observar
que Eroski ha anunciado una campaña en favor de esas frutas y hortalizas “feas” que, a pesar de su aspecto
físico imperfecto tienen tanta calidad o más que el resto, emulando así una
campaña anterior de la cadena francesa Intermarché que también decidió
comercializar las frutas y verduras feas.
El objetivo último de esta
campaña es aportar su granito de arena contra el inaceptable desperdicio de
alimentos ya que, según cuentan los expertos en la materia, al año se desperdician más de mil millones de toneladas de
alimentos en el mundo, ocho millones de los cuales corresponden a España y en
lo que respecta a las frutas y hortalizas, entre el 20% y el 40% de las frutas
y verduras producidas en Europa son desechadas antes incluso de llegar a las
tiendas.
No
crean que el descarte de dichos productos se hace por capricho de los
agricultores que no desean venderlas si no porque en esta sociedad del
pichiglás en que vivimos parece ser que en cuestiones del comer, al igual que
en otros ámbitos de la vida, le damos una excesiva importancia a la imagen y
así preferimos comer una manzana brillante, de colores intensos y sin mancha
alguna frente a otra imperfecta y con manchas pero con un sabor extraordinario.
Nada nuevo bajo el sol, ocurre lo mismo en otras cuestiones como el ligoteo donde,
habitualmente, se prefiere ligar con una persona bellísima, por muy hueca que ésta
sea, que con uno no tan lucido pero interesante (esta afirmación esta
sustentada en la dilatada experiencia personal que uno tuvo como lo que ahora
se llama Pagafantas) y además, eso sí, el más majo de la cuadrilla.
Ahora
bien, lo que no alcanzo a entender es estos alimentos imperfectos desde el
punto de vista estético pero perfectos desde el punto de vista nutricional y
organoléptico, es que sean comercializados con una fuerte rebaja del precio
final (Eroski anuncia rebaja de hasta un 50%) porque, a mi entender, lo que
debe primar es combatir el despilfarro de alimentos a lo largo de toda la
cadena alimentaria y no utilizar este tipo de artimañas, de rondón, para bajar aún más el precio de los productos
agrarios a los propios agricultores.
Por
cierto, tratando de frutas y hortalizas, quisiera aprovechar la ocasión para
referirme a las 10 tendencias en el consumo de frutas y hortalizas que el
experto Felipe Medina trató en el transcurso de la Feria Fruit Attraction celebrada
en Madrid del 5 al 7 de octubre porque entiendo que en alguna de ellas puede
estar la clavija que sirva para mejorar la comercialización de las frutas y
hortalizas que producen nuestros baserritarras.
Empieza
afirmando que el consumo de frutas y hortalizas se traslada al supermercado que
en 2015 alcanza el 45% de la compra frente al 30% que tenía en 2002 y es por
ello , esto ya es cosecha mía, que estos establecimientos están utilizando el
peso de los productos frescos como principal reclamo para sus puntos de venta,
es decir, son los anzuelos por los que nos enganchan del gaznate para
adentrarnos en sus aguas.
Atención
merece el tirón de las parejas jóvenes que, bien por convicción personal bien
pensando en el bienestar de sus pequeños, buscan productos saludables, de
calidad, fáciles de preparar y a buen precio, ósea, la cuadratura del círculo.
El
sabor y la calidad, por otra parte, son los principales atributos que empujan
al consumo de frutas y hortalizas por lo que conviene, en línea con la cuestión
de los feos, prestar más atención al factor organoléptico que a cuestiones de
tamaño, calibre, color, etc. y subrayar, sin mentir o desinformar claro, en la
temporalidad de la oferta y la sanidad del producto. Por cierto que la cuestión
de la vida sana y medioambientalmente sostenible, también se traslada al
envoltorio o packaging que debiera ser reducido y reciclable.
Otra
tendencia que apunta el señor Medina es la compra por piezas frente a la compra
por kilos de nuestros mayores, tendencia que crece exponencialmente debido al
incremento de unidades familiares pequeñas y unipersonales. Tendencia que
practico habitualmente y que, personalmente, aplico también al campo de los
embutidos donde compro, no por kilos si no por lonchas.
Y todo
ello, rematado, por una imparable tendencia a los productos fáciles de cocinar,
preparar y consumir por lo que los platos preparados como las sopas, la 4ª gama
(fruta y hortaliza limpia, troceada y envasada para consumir) y 5ª gama (ya procesadas
y preparadas). Más de uno se preguntará, no sin razón, si la apuesta por el producto
elaborado, procesado y envasado es compatible y coherente con el producto fresco,
sano y sostenible, pero no es el objetivo de este artículo solventar las
incoherencias de nadie, ni de uno mismo, por lo que les dejo esta reflexión
para que la vayan madurando esta semana.
Xabier
Iraola Agirrezabala
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