De Vista Alegre a Vista Triste
Este fin de semana, dos partidos de ámbito estatal como PODEMOS y PP
celebran sendos congresos coincidentes en el mismo finde porque los
primeros querían que la gente, a través de los medios de
comunicación, les visualizase como la auténtica alternativa
progresista al monolito conservador representado por el PP.
Pues bien, a los podemitas les ha salido el tiro por la culata y
llegan a su cónclave en Vista Alegre con menos alegría de la
esperada y dando un triste espectáculo de luchas cainitas por el
poder interno que, más allá de quien obtenga el poder finalmente,
era algo más propio de otros partidos viejunos pero para nada en un
partido joven como el suyo. Los del PP, por contra, llegan al
cónclave instalados en Moncloa, con numerosos casos de corrupción
ya amortizados electoralmente pero con las nuevas sentencias de
Gurtel en las portadas de los periódicos y con una paz interna que
ya quisieran para sí, los moradores del coso taurino.
Paz interna y alegría fueron las notas destacadas del cónclave
agrario que celebró la organización agraria ENBA (en la que trabaja
el abajo firmante) la semana pasada que, reunidos para celebrar su
vigésimo quinto aniversario, lograron concitar un importante número
de personas que supieron combinar los actos ordinarios de toda
asamblea de organización de patronal (patronal agraria de autónomos
y microempresarios) con la reflexión sobre el futuro de la actividad
agrícola en un futuro cambiante (imprevisible, diría yo, si tenemos
en cuenta al impresentable de Trump) de la mano del catedrático José
María García Alvarez-Coque para acabar con una sencilla pero
emotiva celebración donde las autoridades del país, tanto el
diputado general de Gipuzkoa, Markel Olano, como el Lehendakari de
Euskadi, Iñigo Urkullu, subrayaron el respaldo institucional al
sector agrario y al mundo rural en general. La celebración, como
todo acto autóctono que se precie, se remató en torno a una mesa y
más concretamente, en la sidrería Eula de Urnieta que dirige
magistralmente Aitor Iguaran.
Subrayo, especialmente, lo de paz interna porque la tranquilidad
reinante dentro de la organización y el trabajo continuado en una
línea coherente en pro del sector agrario profesional y mantenida en
el tiempo ha conllevado un reconocimiento tanto social como sectorial
que ha desembocado en un clima de entendimiento y normalización con
la organización origen, EHNE, que tanto nerviosismo provoca en
ciertos estamentos y esferas políticas habituadas a la debilidad de
las organizaciones a consecuencia de sus peleas y desgaste por
enfrentamientos y política del pin-pam-pum entre “hermanos”.
Ahora bien, el clima de entendimiento y normalización entre ENBA y
EHNE en Gipuzkoa ha desatado la zozobra en ciertos despachos y
círculos pero, lo más destacable, en mi opinión, es la paz y
tranquilidad que se ha apoderado del conjunto del sector productor al
comprobar que ambas organizaciones aparcan sus diferencias, que
haberlas haylas, para centrarse en lo verdaderamente importante que
es atender las demandas reales y diarias de sus asociados, los
baserritarras.
La coincidencia en lo sustancial les ha llevado a una serie de
acciones conjuntas en los últimos años (fiscalidad, política
forestal, Aralar, daños faunísticos, etc.) que refuerza,
exponencialmente, el mensaje del sector primario hacia las
administraciones y hacia el conjunto de la sociedad por lo que me
cuesta bien poco reconocer el acierto de la organización agraria
estatal COAG, a la que pertenece EHNE, en iniciar una fuerte campaña
de sensibilización ante la aprobación del proyecto de la megagranja
de 20.000 vacas lecheras que la sociedad limitada navarra Valle de
Odieta quiere impulsar en el municipio soriano de Noviercas que,
siguiendo con el juego de Vista Alegre, en adelante le llamaremos
Vista Triste.
Este monstruo lechero, según los técnicos de COAG, con sus 20.000
vacas podría llegar a producir un total de 179.740.000 litros de
leche al año que vendrían a sustituir a 432 explotaciones de su
entorno (un tercio del total de explotaciones de Castilla y León) o,
lo que es lo mismo, a destruir 726 puestos de trabajo directos en el
medio rural. Asimismo, consumiría entre 4 y 6,35 millones de litros
de agua al día, incluyendo usos directos (para beber) e indirectos
(limpieza de la explotación, sistemas de ordeño, etc.), cantidad
que puede llegar a superar al consumo de toda la población de la
ciudad de Soria y además,produciría unas 368.000 toneladas de
excrementos al año, el equivalente a una población de unos 4,4
millones de personas, casi el doble de residuos orgánicos que toda
la población de Castilla y León.
Como verán, se mire por donde se mire, esta megagranja pone los
pelos de punta a todo aquel que tenga una mínima sensibilidad rural,
medioambiental y agraria pero, tal y como decía yo en un artículo
hace unos meses, el fracaso de este proyecto no vendrá por una
reconsideración empresarial de sus impulsores si no vendrá a
consecuencia de un fuerte rechazo social que se debería plasmar en
la protesta de las personas consumidoras ante las industrias lácteas
y las cadenas de distribución que, finalmente, comprarán,
transformarán y comercializarán los productos elaborados con esa
leche maldita.
Una vez más, señor lector-consumidor, tengo que recordarle que cada
vez que usted estira el brazo y ejecuta una opción de compra, sea lo
que sea, al mismo tiempo, está ejecutando política agraria. ¡No lo
olvide, por favor!
Xabier Iraola Agirrezabala
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